Ya ha terminado el Gran Premio de Aragón de motociclismo que se celebra en Motorland y, vistos la mayoría de los principales medios de comunicación, ha resultado de nuevo un rotundo éxito de asistencia de público y un importantísimo impacto económico en la Comarca del Bajo Aragón y alrededores.
Digo la mayoría porque, como se hacen las cosas cuando se hacen con intención interesada, algunos publican las noticias poco contrastadas y justo antes de la celebración del evento en cuestión, para que el propio evento en sí promocione la crítica.
Además el circuito de motorland, debe ser él unico del mundo en el que se oyen rugidos, no siempre de los motores, una vez que concluye un gran premio del motor. En primer lugar porque tenemos la suerte de la alta ocupación anual que tiene, y en segundo, y esto es peor, porque a la hora de sacar conclusiones, se antepone el coste social que tiene a su repercusión, y lo peor de todo, sin plantear ninguna alternativa, porque no hay ningún territorio en el que se inviertan recursos públicos para poner en marcha proyectos estratégicos que dinamicen el territorio que se quejen más que este.
Aún no he visto ni a los medios, y mucho menos a los territorios que tienen la suerte de contar con proyectos como Aramón, quejarse porque haya supuesto un coste para las arcas del Gobierno de Aragón.
¿Acaso nos preocupa se se inviertan recursos públicos en que se dinamice nuestra zona? Estaremos de acuerdo en que si tan fácil fuese reflotar nuestra economía, la iniciativa privada local, que siempre es la que más arriesga, ya hubiese dado con la fórmula.
Además, como la rentabilidad para algunos va por barrios, hay que decir que independientemente de como se plantee, en general ningún servicio público, de ninguna entidad pública, es rentable. Por eso no se debe llamar pérdida sino coste social.