Es un «virus» que lleva años entre nosotros. Los españoles, según estadísticas europeas, damos la tasa más alta de contagios en la franja de edad que va desde los 14 a los 21 años y preferentemente en sectores sociales de las clases baja y media-baja. Le sigue la franja de los 20 a los 40, con múltiples casos que se extienden por las demás franjas de edad. Se contabilizan contagios de cientos de miles de personas en todo el país. Los síntomas son evidentes para quienes quieran verlos: abandono de la vida social estudiantil o laboral; enganche cotidiano y obsesivo a video juegos, juegos on line y televisión; necesidad permanente y acuciante de dinero aunque sea en pequeñas cantidades; tristeza, ansiedad y episodios recurrentes de irritabilidad y agresividad.

La ludopatía o LPV está considerada como una drogadicción más que causa sufrimiento y la ruina a miles de familias ya de por si de humildes recursos.

El problema más grave de este «virus» es, por un lado, que está en relación directa con el consumo de nuevas tecnologías (añadido a las fuentes tradicionales de contagio: casinos, máquinas tragaperras, quinielas y loterías varias). Y por otro, que está «tolerado» y auspiciado por la propia Administración, a pesar de leyes como la 13/2011 que está teniendo un efecto perverso ya que desde que entró en vigor ha aumentado el índice de contagio entre los menores de 26 años y otras leyes de difícil aplicación dadas las características del juego on line (como la exigencia de una edad mínima para acceder).

El problema de fondo es que la Administración contempla los juegos de azar desde un punto de vista recaudatorio -que comparten los clubes deportivos, las agencias de publicidad y las empresas de apuestas y préstamos, todos beneficiarios y patrocinadores- cuando se trata de una cuestión que entra de lleno en la patología social y personal.

La única solución global pasa por darle al juego el mismo trato restrictivo que al tabaco y prohibir la publicidad de las apuestas y los juegos de azar. Justo lo que prometieron los dos partidos en el poder antes de las elecciones.

Alberto Díaz Rueda – LOGOI