Ayer nos decían que fue el «blue monday», un concepto que comenzó como una estrategia publicitaria en Estados Unidos hace más de una década y que no ha terminado de calar en el imaginario colectivo más allá de por el artículo de turno. La historia que se explica por internet es que el tercer lunes de enero es la jornada más triste porque se juntan la falta de liquidez por el gasto navideño con no haber cobrado la nómina, el frío, el tiempo que ha pasado desde las múltiples fiestas navideñas, la desmotivación y que ya estamos viendo que incumplimos los propósitos de Año Nuevo. Sin embargo, aquí ayer ni nos enteramos y el «lunes triste» quedó sepultado por centímetros de nieve que nos pusieron contentos por la novedad y beneficiarán a los campos, ríos y pantanos. Los fenómenos atmosféricos tienen algo que nos atrapan y que nos convierten a todos en una especie de hombres y mujeres del tiempo a pequeña escala interesados por todo lo que pasa y lo que pasará. La más que anunciada borrasca «Gloria» al fin llegó ayer e hizo que nos despertáramos viendo caer copos de nieve. Las fotos bucólicas rápidamente inundaron las redes sociales mostrando lo bonicos que están nuestros pueblos con un manto blanco convirtiéndonos a todos en pequeños embajadores.

Laura Castel