Puede que necesitásemos una bofetada en la cara para darnos cuenta de que no estamos solos en el mundo y de que vivir en un país «rico» no te exime de situaciones como la que estamos viviendo ahora mismo. Pero la hostia de realidad está siendo dura y lo será todavía más. El coronavirus comenzó como una gripe que afectaba a nuestros mayores y ya es una enfermedad que se lleva por delante vidas de personas jóvenes y sin patologías previas. Me hacen gracia los que dicen ahora que ya lo advirtieron; que ya lo sabían y que se ha tardado demasiado en tomar medidas.

Nos enfrentamos a lo desconocido y, por eso, solo nos queda confiar en los profesionales. En el personal sanitario y en nuestro Gobierno. Sí, en nuestro gobierno también. Es momento de apoyar al Gobierno de España, porque en esta guerra tenemos que estar unidos y demostrar que realmente somos unos patriotas. Ya tendremos tiempo de criticar la gestión y de exigir dimisiones si fuera necesario. Pero no ahora. Porque ahora, la prioridad es salvar las vidas de nuestros mayores, de nuestros vecinos, de nuestros familiares y las vidas propias.

Además, nuestra contribución a todo esto es fácil y sencilla. Solo tenemos que quedarnos en casa. Trabajar desde casa y salir lo estrictamente necesario. Estos días, con nuestros aplausos y cadenas de favores, estamos demostrando que somos una sociedad solidaria y comprometida. Sigamos haciéndolo y no dejemos que esta peste termine con nuestra fortaleza.

María Quílez