Comienza mi mes preferido, Marzo, mes de Mujer y Memoria. Parece que este año nos trae tiempos complicados con guerras inesperadas que atormentan al mundo. Afortunadamente este mes también nos trae la primavera y con ella el Día Internacional de la Mujer, 8 de Marzo. Un día en el que se reivindica y visibiliza la lucha de las mujeres por nuestros derechos, participación, reconocimiento y nuestro desarrollo como personas.

Desde hace unos años se ha convertido en una explosión de reivindicación pero también de convivencia y sororidad de las mujeres. Poner en el centro del debate todas las desigualdades que sufrimos a costa de los beneficios y privilegios para unos pocos.

En estos dos años de pandemia del COVID-19 se ha hecho evidente la precariedad estructural de nuestro sistema. Un sistema cada vez más basado en políticas neoliberales que no se están revirtiendo sino consolidando y dejándonos fuera de los grandes debates. Este aspecto acentúa todavía más las desigualdades que vivimos las mujeres en nuestra diversidad.

Sigue pendiente el debate social sobre cómo organizamos el cuidado para implicar también a las empresas que se benefician de éste y posibilitar horarios dignos que nos permitan tiempo para vivir y para cuidar, además de actuar en la base de la brecha salarial que causa la feminización de la pobreza. Sigue pendiente reconocer el convenio 189 de la OIT de las empleadas de hogar y la modificación de la ley de extranjería que reconozca que ninguna persona es ilegal. Sigue pendiente la ampliación de la baja maternal para poder llevar a cabo las recomendaciones de la OMS respecto a la lactancia y las mejoras en las condiciones de las residencias de mayores. Siguen pendientes muchos debates que el 8 de Marzo hacen que salgan a la luz y por eso el 8 de Marzo debería ser todos los días del año.

Es muy importante salir a la calle y luchar contra la negación de las violencias estructurales que sufrimos las mujeres y redoblar esfuerzos contra los discursos que invisibilizan las violencias. Desde las instituciones tenemos que poner todos los medios necesarios para garantizar políticas de igualdad activas, integrales y participativas por la consecución de una sociedad igualitaria. Y sobre todo caminar de la mano con el movimiento feminista porque el feminismo es imprescindible para cambiar y revertir la desigualdad, luchar contra la intolerancia y el odio transformando la sociedad.

María Milián. IU- GANAR Alcañiz