El reciente informe sobre «Jóvenes, ocio y TIC. Una mirada a la estructura vital de la juventud desde los referentes del tiempo libre y las tecnologías», realizado por La Fundación de Ayuda contra la Drogadicción dejaba claro que los jóvenes de entre 15 y 29 años son cada vez más tecnológicos. La actividad que más realizan en el tiempo libre es chatear o navegar por internet. Las pautas del ocio han cambiado totalmente.

Por el contrario, a las personas mayores, aun habiendo hecho un serio esfuerzo parte de ellos por incorporarse a ese ambiente tecnológico, les resulta muy difícil sentirse cómodos o incluso operar a través de esos nuevos medios. Un campo en el que está muy claro es en los servicios bancarios. En un plazo corto de tiempo la tercera edad se ha sentido, en bastantes ocasiones, desplazada de las oficinas bancarias, porque cada vez hay menos sucursales y, sobre todo, porque para las gestiones que esos mayores precisan se les deriva a las app, a los cajeros y a cualquier otro medio impersonal. Por ejemplo todo lo que se refiere a las operaciones más normales: ingresos y sacar dinero, transferencias, pago de recibos e impuestos, etc. A los profesionales de la banca los reservan para la venta de productos financieros que reportan rentabilidad. Parece ser que las operaciones cotidianas no les reportan beneficios.

Bien lo resumía el Justicia de Aragón, Ángel Dolado, cuando afirmaba que «el modelo de negocio se deshumaniza y se traslada al espacio virtual» y eso «pese a que todavía hay porcentajes muy elevados de personas que no utilizan estos nuevos canales para satisfacer sus necesidades financieras». No hace muchos años las antiguas cajas de ahorros presumían de evitar la exclusión financiera de muchas personas que habitaban en pueblos pequeños. Si las nuevas tecnologías se aplican sin consideración se puede llegar a excluir a una parte de nuestros mayores.

Los saltos tecnológicos han costado mucho siempre a las generaciones que han quedado desfasadas. La juventud es cada vez más tecnológica y, en función de ellos, se han dispuesto muchos servicios a los que hay que acceder.

Carlos Sauras