El pasado 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, en la antesala de una ola de calor histórica que estamos viviendo en nuestras carnes en toda la Península Ibérica.

Cuando se acercan estas fechas, no puedo olvidarme de lo vivido en Ejulve y pueblos cercanos durante el incendio de julio de 2009. Una tormenta seca la tarde anterior, una proliferación de incendios en toda la provincia a la mañana siguiente, las llamadas desesperadas al 112 con escasos resultados, la salida del pueblo por parte de la gente mayor para evitar afecciones por el humo, la sierra de Majalinos ardiendo como una antorcha por la noche a 1.500 metros de altitud… Como alcalde de Ejulve en ese momento y también como experiencia personal, fueron los peores días que me ha tocado vivir, no se lo deseo a nadie.

Y relaciono la tragedia del incendio con los primeros días de junio, porque fue por estas fechas, desde el 2010 hasta el 2019, cuando los pueblos afectados decidimos unirnos para organizar una andada reivindicativa sobre los montes calcinados y reivindicar y alertar sobre la necesidad de una gestión forestal activa y efectiva que minimizara en lo posible el efecto de los grandes incendios. Y nos juntamos gente de todos los colores y edades para crear la plataforma «Nuestros montes no se olvidan». Y ese encuentro entre vecinos se desarrolló de forma ininterrumpida durante 10 años, con diferentes recorridos y pueblos implicados, pero siempre con el mismo sentimiento: organizar una «romería» en honor a nuestro patrimonio natural perdido, pasar el duelo juntos y mirar hacia el futuro con lazos de amistad y confianza entre los pueblos más fuertes que nunca.

Y esa fuerza, ese ánimo generado por esa iniciativa popular, permitió a las administraciones y activistas locales buscar fórmulas para ayudar a la recuperación de las zonas afectadas. Con mucho esfuerzo y muchas horas de trabajo, se comenzaron a ver los efectos unos años después del incendio. A través de varias iniciativas de reforestación respaldadas por fondos Leader, talleres de empleo comarcales, inversiones del Gobierno de Aragón, fundaciones ambientales y empresas privadas, conseguimos generar durante varios años campañas de plantación de dimensiones importantes, que además permitieron trabajar a jóvenes de la zona en la temporada de invierno para apoyar la regeneración natural, que era bastante débil.

Cuando relato esta experiencia, cosa que ya he hecho varias veces en jornadas, eventos y artículos, pienso que dentro de nuestras posibilidades, hicimos algo muy grande. Algo que concitó consenso y valoraciones positivas por parte de los habitantes del territorio y la población vinculada a los pueblos afectados. Algo que está relacionado claramente con la mejora del medio ambiente y la defensa del territorio.

Duele que en la actualidad el término medio ambiente esté tan viciado, usado y manoseado por intereses mercantilistas privados, que intentan convencernos de llenar nuestras tierras, nuestros montes y nuestros paisajes de molinos y placas por el bien de la humanidad. Como si ya no valieran nada más que para eso.
Las comparaciones son odiosas…

José Manuel Salvador. Secretario Territorial de Chunta Aragonesista en las comarcas turolenses