Es un mezcla de tristeza y rabia la sensación que dejan los otra vez tristes sucesos, que por desgracia, han vuelto a darse en nuestra zona y más en concreto en Muniesa y en Andorra, ya no sabemos que más puede pasar.

Tristeza, porque en nuestro subconsciente prevalece la impronta de que sin los crímenes de diciembre de 2017 el dispositivo para la neutralización del apodado «rambo de Requena» no hubiera sido tan rápido y numeroso. Es triste pensar que tuvo que suceder aquello para que esta vez no se repitiera lo mismo, pero quiero aclarar una cosa, más que el crimen en sí, creo que lo que ha cambiado todo es lo que ha venido después, el movimiento de sensibilización de las problemáticas en las zonas rurales, sólo la insistencia de todos aquellos que de una u otra manera han contribuido a que no se olvide lo que ocurrió, los que han luchado por obtener respuestas dignas y a la altura de lo que José Luis Iranzo, Víctor Caballero y Víctor Romero merecían, ha sido el combustible que ha permitido que en esta ocasión sí se realizará un operativo acorde a lo que estaba ocurriendo. No olvidemos tampoco episodios bochornosos como lo de la pareja de atracadores que acamparon a sus anchas por Ejulve, pasó hace nada…

Se dice que siempre cambian las cosas cuando ocurre algo, yo más bien creo, que es cuando se lucha por algo. Si todos hubiéramos aceptado sin más la versión oficial y las mentiras que se lanzaron cuando los crímenes de Andorra, no creo que la cosa hubiera sido igual, pero son suposiciones, la única verdad es que todavía estamos esperando unas respuestas o al menos un perdón sincero, pero en lugar de eso nos encontramos con un enconamiento doloroso e innecesario, los que pedimos justicia y respuesta no somos jueces, no creo que lo hagamos con ese ánimo, sólo queremos saber la verdad y que no se vuelva a repetir, no queremos ser ciudadanos de segunda en nuestra propia tierra, creo que no es tan difícil de comprender.

La rabia, aunque es una emoción por la que no debemos dejarnos llevar, sí es inevitable si se da un caso que reabre las heridas de esta manera, porque a veces las comparaciones si que son tan odiosas como dice el refrán.

También me parece digno de mencionar, que si de alguien no se olvidó todo este movimiento, es de los guardias civiles, que bien sabemos trabajan muchas veces con unas carencias importantes, ellos por su profesión tienen más difícil alzar la voz, pero siempre se les ha tenido en cuenta, todas estas reivindicaciones no han sido sólo por la población civil, ha sido también por ellos para que nunca más tengan que despedir a un compañero porque alguien por arriba tomó decisiones equivocadas, será difícil porque las desgracias no son previsibles, pero sin son lidiables gracias entre otras cosas, a que son muchos los que han insistido e insistirán por la memoria de aquellos que merecen justicia.

Víctor Puch