El mes de la comedia desarrollado en Alcañiz, además de contar con gran afluencia de público y taquilla, en mi opinión ha conseguido otro objetivo fundamental que tiene que tener un formato cultural vinculado al humor: No ha dejado indiferente. Muy a mi pesar, ha causado polémica, más por cuestiones políticas que por cuestiones meramente artísticas. El Partido Aragonés en el pleno municipal calificó el espectáculo del conocido cómico Ignatius Farray como «bochornoso, xenófobo y denigrante», y causó «sorpresa e incredulidad de todos los presentes en el auditorio, con risas de unos pocos». El Partido Popular fue mas allá y solicitó que «estos espectáculos no vengan más a Alcañiz».

Siempre he entendido la comedia como uno de los pocos espacios de convivencia donde el público viene ya predispuesto a no tomarse demasiado la vida en serio, reírse de las contradicciones propias y ajenas. Al fin y al cabo, la comedia es un perfecto antídoto para abandonar los prejuicios y ver la visión de la vida bajo la visión deformadora del callejón del gato, que diría Valle Inclán con su esperpento.

A diferencia de otros sectores culturales, la comedia es un instrumento que a lo largo de su historia ha trasgredido los limites de lo «políticamente correcto» y ha jugado en las arenas movedizas de la polémica, y algunos lo aceptamos como parte del juego. Por la historia de la comedia han pasado gangosos, habitantes de Lepe, «catetos», sacerdotes, políticos, gays, vascos y ahora la comedia utiliza a los pijos, hípsters, progres, runners y colectivos desfavorecidos y, sinceramente, creo que es sano porque a través del ridículo propio y ajeno, aprendemos a no tomarnos demasiado la vida tan en serio y ser más tolerantes.

En plena época de la digitalización, es muy difícil que vayas a un espectáculo de Ignatius Farray y no sepas a qué tipo de comedia vas, y así lo testificó el numeroso público asistente al evento. Quizás alguien se sintió desnortado (no lo niego) y pensó que iba a un espectáculo de humor blanco, pero les puedo asegurar que gran parte del público asistente acabó satisfecho del espectáculo y así se transmitió como se puede comprobar en las redes. Si el Partido Aragonés tiene la capacidad universal de opinar por el total del público asistente, les envidio la capacidad demoscópica, pero creo que es más un ejercicio de oportunismo político que realidad cuantificable con datos. ¿El espectáculo fomento la intolerancia y la xenofobia? Se bromearon con determinados colectivos en la frontera del humor, pero yo no vi al finalizar el espectáculo una masa de gente organizada dispuesta a insultar y a agredir, ya que la sociedad española y bajoaragonesa es más tolerante y abierta de lo que algunos piensan, y la intolerancia (que la hay) se mueve como pez en el agua en otros foros, pero no en la asistencia a un espectáculo de comedia.

Nuestro querido Partido Popular apostó por cerrar las puertas de la ciudad a este tipo de espectáculos.»Soy liberal, pero que aquí no vengan», argumentaron. Con esta tesis, tendremos que nombrar personas non gratas a espectáculos de comedia que ahora mismo están llenando teatros y auditorios de grandes ciudades de España. Sin comentarios.

Importa poco si el humor de Ignatius Farray me gusta mucho, poco o nada. Mi obligación como concejal es programar humor y comedia para todo tipo de público y el objetivo se ha conseguido con las tres actuaciones previstas.

Me despido con una cita de Ignatius Farray el personaje del libro «La conjura de los necios» de John Kennedy Toole.

«Cuando la Fortuna hace girar su rueda hacia abajo, vete al cine y disfruta más de la vida». Ignatius estaba a punto de decir esto cuando recordó que iba al cine casi todas las noches, girase como girase la rueda de la Fortuna.

Vayan al teatro, cine, lean y consuman cultura con libertad, y sin miedos.

Jorge Abril. Concejal de Cultura Ayuntamiento de Alcañiz