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La pasada legislatura tuve la suerte de formar parte de un equipo de gobierno municipal de una enorme variedad en sus orígenes geográficos, solamente yo era el autóctono en un grupo, completado por un cordobés con mas de 20 años entre nosotros, un zaragozano con raíces poblanas, una barcelonesa y un compañero de Linares. Esta legislatura la cosa va parecida y a la barcelonesa y a mi, se unen, un gallego de raíz extremeña, un catalán de raíz andaluza y un autóctono del lugar. Sirva esto como ejemplo, que se repite en otros aspectos de la vida social, cultural y asociativa en mi localidad.

Os parecerá significativo lo anterior, pero La Puebla es una localidad con un pasado reciente ligado a la aportación de gentes venidas de fuera, que han hecho una brillante contribución en nuestro pueblo. A principios del siglo XX se instaló la fábrica azucarera del Bajo Aragón, que junto con la estación de ferrocarril, durante décadas, permitieron que personas del exterior vinieran y enriquecieran nuestro pensamiento y nos ayudaran a tener una visión mas global y abierta que poblaciones mas escondidas.

El carácter de nuestra gente es fruto de un mestizaje del que estamos orgullosos, somos un pueblo muy integrador, donde cualquiera se siente parte de esta comunidad sin problemas. El porcentaje de adaptación de nuevos pobladores es mas alto que en otros entornos, ellos cuando se asientan, valoran en gran medida todo lo que nuestro territorio les ofrece y quieren devolver con dedicación todo lo que han recibido de ellas. Los que nacimos aquí, muchas veces no somos conscientes de lo que tenemos y nos falta dar un paso adelante. Todos juntos tenemos que construir esa sociedad enriquecida con mestizaje que dispare el ánimo y la recuperación en nuestros pueblos.