La riqueza cultural de Aragón está en peligro, no solo por el deterioro, que con demasiada frecuencia sufren las minorías de ciudadanos aragoneses en torno a su lengua materna, perdiendo día a día palabras en uso, en favor de la lengua dominante, el castellano, ya que esta les ofrece mejores cotas de comunicación, formación y desarrollo profesional. También por el continuo ataque que desde los partidos políticos de la derecha aragonesa y una parte del socialismo, empezando por su presidente, despreciando en público el patrimonio cultural inmaterial de Aragón.

Solo durante el mandato de Santiago Marraco y su consejero Pepe Bada, el PSOE aragonés, sacó pecho por dignificar las lenguas minoritarias de la comunidad, el aragonés y el catalán, con Marcelino Iglesias se hicieron tímidas aproximaciones a la normalización lingüista y hoy gracias a la Chunta Aragonesista, i una parte importante de los socialistas de a pie, se han conseguido ciertos avances, aunque insuficientes, por conservar y dignificar las lenguas maternas de Aragón. Del retroceso durante los mandatos del PP, más vale ni hablar, para ellos solo vale la uniformidad nacional en todas las facetas patrióticas.

La lengua aragonesa, quedó muy maltrecha allá por los años 50’, reducida en el gueto pirinaico y Somontano, difamada, ridiculizada y vilipendiada políticamente por el nacional catolicismo aragonés, distinguiendo a sus hablantes con el malévolo apodo de ‘cazurros’. No sería hasta la década de 1980 que resurge el interés de algunas entidades culturales, por devolverle su dignidad como lengua propia de Aragón, ya que era la lengua más común en las tres provincias aragonesas durante el periodo del Reino de Aragón, mucho antes de la imposición del castellano como única lengua oficial de toda la comunidad.

Con el catalán de Aragón, segunda lengua hablada en Aragón y primera en número de hablantes dentro de la Corona de Aragón, esta quedo reducida al área limítrofe con Cataluña, conocida hoy como la Franja. Sus 50.000 hablantes, repartidos en una franja estrecha y muy larga que abarca las tres provincias aragonesas, se han esforzado por mantener viva su lengua materna, pese a los constantes ataques políticos, insultos difamatorios de ‘Chapurrear la lengua’, un gran y diabólico interés por mantener el analfabetismo del catalán de Aragón por parte de las instituciones y una parte de los propios franjolinos, mayormente de derechas, a conducido a que se hayan cambiado frases y palabras del catalán de Aragón al castellano, sin ningún rubor, por otra parte no se ha importado ni una sola palabra de la vecina Catalunya al vocabulario franjolino.

Guerra sucia de algunos aragoneses, por difamar, dividir y despreciar la riqueza cultural, que son las lenguas minoritarias de todo Aragón, otorgándoles denominaciones absurdas haciendo uso de los gentilicios, para diferenciar la lengua entre sus hablantes, tanto del aragonés, como del catalán de Aragón. Nadie habla de la lengua zaragozana, caspolina, alcañizana o jacetana, al referirse a los matices fonéticos, usados en cada comarca o población, todos ellos hablan castellano y punto.

Los hay que gozan por enturbiar la relaciones entre los hablantes mayoritarios aragoneses del castellano y el reducto de hablantes en lenguas minoritarias, en vez de arroparlas y mimarlas como un bien cultural, quisieran silenciarlas y borrarlas del mapa lingüístico de Aragón. Triste programa se nos presenta desde los entes públicos, que deberían velar por el patrimonio cultural inmaterial de Aragón, sin intentar domesticarlo políticamente a su conveniencia.

Ángel Villalba Damián. Fabara