Regreso de Ghana, país del África Occidental situado en el Golfo de Guinea. Cinco aragonesas asistimos allí al Congreso Trienal de la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (WILPF en sus siglas en inglés), organización de la que formamos parte. En los más de cien años de historia de WILPF, era la primera vez que realizaba su congreso en África, algo a destacar: muestra la emergencia de una resistencia femenina y feminista creciente contra la violencia que cunde en el continente. Al congreso asisten mujeres profesionales y académicas de todo el mundo, incluidos los siguientes países africanos: Burundi, Chad, Camerún, Kenia, Nigeria, Sudáfrica, Ghana, República Democrática del Congo, Sudán, Uganda y Zimbawue. Y en él se elige a una nigeriana, Joy Onyesoh, presidenta internacional.

Las europeas, americanas y asiáticas quedamos admiradas por la fuerza y la dignidad de nuestras compañeras africanas. Nos vemos empequeñecidas ante el colorido de sus vestidos y tocados, la aceptación de sus cuerpos diversos, frente a la tiranía de la delgadez que experimentamos en esta parte del mundo. Y lo más importante es que nos hablan de su determinación y empeño por construir un movimiento feminista pacifista en África. Porque están hartas de guerras y quieren otro futuro para ellas y para sus hijos e hijas.

Contra la guerra y por la vida trabajan también las africanas que sacan adelante a sus familias con actividades de todo tipo. En las zonas rurales, las hemos visto cosiendo con la máquina Singer, en la puerta de su casa de tablas, recogiendo el pescado de las barcazas en Elmina o de las redes tras la 'tira del copo' en Cape Coast. Las hemos visto vendiendo en los mercados inmensos, tragando humos y riesgos mientras ofrecen bebidas, cacahuetes, plátanos fritos, ¡enormes bolsas de detergente!… a los coches detenidos en los atascos de las avenidas, erguidas las espaldas sosteniendo grandes barreños metálicos a la cabeza. Viéndolas recordaba a nuestras abuelas alcañizanas cuando volvían de la huerta transportando fruta y verdura del mismo modo: pañuelo en rosquilla en la cabeza y encima la cesta.

Ghana es un país rico en recursos, posee oro y cacao, pero como tantos otros está empobrecido por su historia de colonización, esclavitud y un expolio que aún continúa. Me impactó en negativo la contaminación que sufre la capital, Accra, y la falta general de saneamiento; en positivo, además de la fuerza de las mujeres, la amabilidad y hospitalidad de su gente.