Hoy reflexiono sobre la nevada. Los apagones intermitenes de luz no me han dejado más remedio que parar y pensar. No han sido como los del temporal Gloria, pero me han dejado tiempo para pensar. Y ahora, ya con luz, escribo. 

De carrera soy socióloga y todos los de mi especie tenemos una enfermedad que nos hace compararlo todo con los tópicos: la pobreza, el género, el medio ambiente, etc. Y hoy quiero relacionar la despoblación con la gestión de la nevada en un pueblecito pequeño y poco poblado del Matarraña como es Fórnoles.

La despoblación y las casas vacías son un problema, y el temporal lo ejemplifica muy bien. Para empezar, son un problema por la propia casa. Te entra agua, no ves fugas, problemas causados por el mal tiempo que, solucionados a tiempo, te ahorran muchos quebraderos de cabeza. Pero más allá, una casa vacía quiere decir un trozo de calle «desatendido». Es un trozo más que limpiar del que se tendrá que hacer cargo la poca población que hay en el pueblo que, con toda la fuerza y voluntad, se afana en hacer caminos con la pala conectando las casas habitadas.

Y para hacerlo se debe hacer muchos zig-zags entre la nieve para evitar los largos carámbanos que, como no se tiran, amenazan con caer en la cabeza de alguien, cargándose así al 5% de la población.

Fórnoles, como otros lugares del Matarraña, tiene unas calles muy particulares que solo se pueden limpiar a mano. Calles estrechas, escaleras, pedregosos, etc. Aunque vinieran las máquinas que vemos por la tele, poco harían en muchas de nuestras calles. Además, con la despoblación no se va gente al azar, sino que lo hace mayoritariamente la gente joven. Muchos habitantes es mejor que no cojan una pala y se pongan a quitar nieve y a tirar sal ¡No queremos más sustos!¡Ya tenemos suficiente amenaza sanitaria!

¡Ah! Y no nos podemos olvidar de aquellas personas que tienen campos y granjas que, ante la inminencia del temporal, tienen que hacer más horas que un reloj para atender estos bienes. Como resultado, tenemos una gran cantidad de nieve per cápita acumulada. Calles desatendidas y poca gente con mucho trabajo.

Con el temporal podemos ver un efecto más de la despoblación y la población estacional en las calles de Fórnoles (y juraría que en más calles del Matarraña). Trabajo acumulado, cosas por hacer, calles desatendidas, falta de recursos y fuerza de trabajo…

Al mismo tiempo podemos ver que cuando hablamos de despoblación no nos referimos al hecho de que no quede nadie. Las personas que vivimos aquí nos esforzamos por mantener el pueblo vivo y a su gente cuidada.

Caterina Molero