La falta de médicos del Hospital de Alcañiz necesita una reacción inmediata por parte de la consejería de Sanidad. Se trata de un problema que comparte con los otros hospitales periféricos de Aragón e incluso con el Obispo Polanco de la ciudad de Teruel pero ello no es excusa para que la consejería no trabaje para revertir esta situación. Mucho se ha alabado y destacado la buena labor y el esfuerzo de los sanitarios durante toda la pandemia pero los médicos no quieren más aplausos y palmadas en la espalda sino hechos concretos y el miércoles fue el mejor ejemplo de que no se está trabajando en ello. Tanto por lo que se planteó como por la imagen que dio la consejería, sin un mínimo gesto hacia el sector.

El 80% de los médicos del Hospital de Alcañiz remitieron a finales de junio una carta a la consejera, Sira Repollés; y a la gerente del sector sanitario de Alcañiz, Perla Borao, alertando de la situación en la que se encontraban después de haber perdido al 15% de sus compañeros. Esto no solo supone que se encuentren al límite sino que no se pueden prestar todos los servicios correctamente. Las consultas de Medicina Interna están cerradas desde principios del verano y servicios tan importantes como el de Hospitalización a Domicilio, que hace un gran papel a las familias y permite que el Hospital no se sature en invierno, agoniza con un solo médico. Ante esta situación el Salud no puede presentarse a una reunión sin una solución nueva ni a corto plazo porque lo único que se consiguió es encender los ánimos. No se puede vender como solución el cumplir la ley convocando un año oposiciones y al siguiente concurso de traslados de forma consecutiva aunque ningún gobierno lo haya cumplido en las últimas décadas. Tampoco incidir en los llamados contratos mixtos por los que profesionales que logran contratos en el Miguel Servet o el Clínico de Zaragoza tengan que pasar consulta un día mañana y tarde en Alcañiz o Calatayud. Esta modalidad solo debe servir para apagar fuegos durante un par de meses y no se debe convertir en algo habitual porque solo sirve para quemar a las plantillas.

Si no hubo soluciones bajo el brazo, tampoco gestos hacia los médicos. Mandaron la carta a la consejera de Sanidad pero quien vino a apagar el fuego a Alcañiz fue el gerente del Salud, Chema Arnal, cuando los especialistas querían recibir explicaciones de la máxima responsable de la sanidad aragonesa y de la gerente del sector. Máximo cuando el día de antes tanto la propia Sira Repollés como el presidente Javier Lambán convocaron a la prensa en Huesca para presentar el servicio de Radiología.

Editorial