El mundo entero está lleno de magníficos paisajes naturales y monumentales, rincones singulares, lugares con encanto, pueblos bonitos, gente acogedora y excelente gastronomía. En realidad sería imposible elegir al más o incluso a los objetivamente más hermosos.

Valderrobres forma parte de la Asociación de los Pueblos más Bonitos de España, que tiene como objetivo primordial la promoción turística de las localidades admitidas en dicho selecto club. Esa pertenencia ha hecho que este año formara parte de la preselección para elegir al pueblo en el que la cadena de televisión Tele-5 emitirá las campanadas de año nuevo, lo que hubiera significado una audiencia potencial directa de un millón de personas e indirecta, de varios millones a través de los programas de promoción de la citada emisora. Por lo tanto, si nuestro pueblo hubiera sido el elegido, la propaganda habría sido inmensa, lo que redundaría en una mayor afluencia de turistas a todo el Bajo Aragón Histórico, ya que las encuestas que manejamos dicen que solo el 38 % de quienes nos visitan pernoctan en Valderrobres, frente al 44 % que lo hacen en localidades situadas a 60 kilómetros a la redonda. Por lo tanto el resultado económico podría haber sido muy positivo para todo el territorio, máxime en un momento en que toda la sociedad parece que comienza a preocuparse por la España rural y vaciada, en la que el turismo familiar, cultural y sostenible está llamado a jugar un papel básico para fijar población.

Todas las candidaturas realizaron un gran esfuerzo de promoción, pero las dos que han sido elegidas finalistas, Guadalupe y Puebla de Sanabria, partieron con la gran ventaja de la distancia geográfica que ha propiciado la concentración del sufragio territorial extremeño y zamorano, mientras que el voto de nuestro entorno se ha dispersado entre Valderrobres, Morella y Rubielos de Mora, tres localidades relativamente cercanas. En esta ocasión, el éxito de concentrar tantos pueblos bonitos ha jugado en nuestra contra y se ha impuesto el adagio del divide y vencerás, porque al final del camino quienes acaban votando son los que de alguna u otra forma se sienten vinculados con el territorio. Tal vez se habría tenido que prever.

Manuel Siurana