Los náufragos de tierra existen. Vienen mojados de soledad. Con la tristeza de quien ha perdido el norte y no sabe adónde ir a parar. Esos náufragos caminan para atrás, en tiempo de pandemia, y van de la ciudad al campo en busca de un mapa que habitar, y no de un mapa cualquiera. Y en este tránsito recuerdo las palabras de Juan Mayorga, el dramaturgo, sobre un mapa que se convierte en un arca, porque es «el mapa del mundo en peligro».

El mismo peligro que sintió Justa cuando escuchó que tiraban barrenos para levantar la presa. Le cayó el cielo encima al ver su casa como un terrón de tierra. Y desde entonces dice que los vecinos de San Clemente se sienten solos, huérfanos de una aldea preciosa con dos acequias que pasaban por la calle del centro, con familias muy unidas, que dejaban las puertas abiertas cuando iban a los bancales. «No somos como hemos sido», dice Justa, a quien parece escuchar Delibes, cuando nos recuerda que «hemos matado la cultura campesina pero no la hemos sustituido por nada, al menos, por nada noble».

Y, sin embargo, tanto tiempo después, la España vacía suena. Desde la Revuelta se ha recuperado el hilo de un relato ciudadano que reclama igualdad y dignidad. También desde el periodismo se ha marcado la diferencia presentando la vida rural con una narrativa transformada y cada vez más distante de la crónica negra y sensacionalista. Pero son los hechos, colectivos e individuales, los que están ganando la batalla del cambio social, con una nueva ética y estética basadas en un diálogo sin resignación.

Ahí fuera suceden cosas. La isla de Hierro se convierte en paraíso sostenible. Se reclama una ley contra el ecocidio. Los pueblos se llenan de noticias y de gentes. Los tractores no paran. El agricultor Francisco nunca ha vendido más harina de espelta, también con ayuda de internet, y Carlos, su socio, clama en lo alto de un monte que se asoma a la España vaciada, que el futuro será sostenible solo si se innova desde el respeto al origen. Y en esa idea, una lona gigante se despliega sobre la Gran Vía de Madrid, para mostrar la imagen de héroes comunes que se apuntan a la letanía del #YoMeQuedo.

Aunque nadie dice que sea fácil. Los alcaldes de muchos pueblos confiesan que no saben cómo atacar la despoblación y, a veces, confunden una buena oferta energética con bienestar y progreso, aunque sea a costa de la biodiversidad. Los apicultores de Las Hurdes o El Bierzo, que producen una miel muy cotizada en China o Alemania, pierden cientos de abejas por el ataque de la varroa. Y miles de jóvenes cambian de residencia cuando van a la universidad. Solo algunos, como Rocío y Pedro, regresan y hasta ponen a «la España vacía en el mapa de Europa», con la rehabilitación del viejo teleclub de Noviercas (Soria, 150 vecinos) que resulta nominada al Premio de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea.
En Radio Periférica dicen que tres jóvenes expertos nos van a contar los misterios del Rural y de lo que comemos. Marcos Garcés, ingeniero y agricultor de Teruel; Ana Corredoira, bióloga y ganadera de Lugo y Manolo Presas, patrón de barco y pescador de cerco serán los ‘traductores de la naturaleza’. Una buena idea ahora que echamos cuentas verdes para sostener nuestra vida, una vez conocida la evidencia científica de la Agenda 2030. Ahora que aspiramos a ser cien por cien renovables, con Green Deal y Objetivos de Desarrollo Sostenible. Ahora que nos hablan del campo como un laboratorio de energías limpias. Precisamente ahora que regresamos, empujados por la necesidad y el temor, al punto de partida; a ese mapa que es arte y es ciencia y que solo sentiremos como propio cuando volvamos a dibujar los lugares. Ese reencuentro es el milagro que estamos esperando.

Este artículo se ha inspirado en los trabajos de periodistas de distintos lugares de la España habitada y deshabitada. Y también en artistas y gentes de la cultura. Su esfuerzo permite recomponer las historias de una convivencia que fue partida y que ahora, tímidamente, empieza a sumar voluntades, a reconstruir un relato digno y más cargado de futuro.

Agustina Sangüesa – Red Española de Periodistas Rurales