Que sea maldito el que inventó el término «No fiestas», por el cacao mental que ha montado en muchos sitios, acompañado sobre todo de riesgo sanitario. Nos dijeron las autoridades que no hay fiestas por ser días de masificación, nos ofrecían la posibilidad de hacer actos culturales y de entretenimiento, pero el mensaje era evitar los días tradicionales de desenfreno. Si los días habituales de fiestas, hacemos cosas habituales de fiestas, pues estamos haciendo fiestas, aunque las llamemos «no fiestas». Lo contrario de hacer fiestas es no hacer nada.

Cosa distinta es la vuelta al cole. Hay un voluntad tan grande por parte de todos, que está permitiendo recuperar una actividad básica y estructural para la educación y las familias, con un bajísimo porcentaje de aulas en cuarentena. Aun así, seguro que hay cosas mejorables, pero es digno de elogio.

La hostelería es otro tema preocupante, están al límite hace días. Se ha apostado fuerte en muchos casos para que puedan trabajar y dar servicio, a pesar de que el hecho de comer y beber, lógicamente sin mascarillas, abre una vía de contacto. Nuestros bares y restaurantes han tomado medidas de higiene y control muy disciplinadas y eso es así en el 99% de establecimientos. Abren para subsistir, no son días de ventas millonarias, pero ahora les toca volver a cerrar o casi, no por su culpa, sino por las famosas reuniones familiares y de amigos que hacemos en nuestras propias casas. ¡Manda huevos!

En los pueblos estamos intentando recuperar actividades del ámbito cultural, deportivo o formativo con mucho esfuerzo y ganas, estamos apoyando centros médicos y educativos con trabajo y presupuesto, para conseguir adaptarnos a un panorama inestable y desconocido, pero renunciando a cualquier ápice de riesgo innecesario, por eso, baja la moral y no es justo, que otros arruinen ese trabajo en las fiestas caseras del «todo vale».

Pedro Bello – GANAR La Puebla de Híjar