España está viviendo tiempo de cambios. Tras la moción de censura exitosa para el PSOE, no así para el país, hoy tenemos en España un Gobierno de «marketing». Un Ejecutivo dedicado a iniciar una campaña electoral amplísima que permita a Pedro Sánchez mejorar las perspectivas de su partido a costa de lo que sea y que hoy son muchas las dudas que podemos plantearnos.

El mediático ministro de Cultura y Deporte (aunque éste no le gustara) dimitió. Algún otro, imputado a día de hoy, avanzó los planes de la Fiscalía de descartarlo como investigado. Sánchez no sale de La Moncloa. Y la incertidumbre sigue presente porque seguimos desconociendo qué ofreció a los independentistas. Los españoles queremos saber si las líneas rojas puestas a los independentistas están en pie o se van a cambiar. Es justo que conozcamos si por acción u omisión se va a dar concesiones a aquellos que quieren romper nuestro país y también cuáles son los límites que piensa poner a aquellos que han puesto en riesgo la integridad de España. Es urgente conocer si la destitución del Govern, llevada a cabo por el presidente Rajoy y respaldada por Sánchez, es una acción política que el PSOE ya no sostiene.

Entre nombramientos por capítulos, dimisiones exprés, manifestaciones públicas de alguna ministra que, por ejemplo, pone en peligro la pervivencia del carbón turolense y de la Central Térmica, la noticia del momento es la acogida de los tripulantes de Aquarius. Un hecho que pone de manifiesto la crisis humanitaria que se vive en algunos territorios del planeta y que no requiere de acciones individuales más o menos heroicas, ni de decisiones dispersas, sino de una verdadera política comunitaria en el que todos debemos implicarnos para evitar catástrofes y consecuencias irreparables. Todos debemos implicarnos para garantizar la vida de todas esas personas que abandonaron sus países por diversos motivos.

La política es eso: resolver los problemas de las personas. Y para ello siempre es más importante el qué (las medidas puestas en marcha) que el cómo se dan a conocer. Y precisamente en esto el nuevo Gobierno está mostrando su verdadera cara. Lo que les importa es abordar cuestiones muy concretas con medidas de cara a la galería cuando, a la hora de la vedad, no se van a dedicar ni un poco a gestionar este país. Justo lo que España necesita cuando estamos transitando el camino de la recuperación económica y no podemos volver a incurrir en los errores pasados del Gobierno socialista de Zapatero.

El Ejecutivo Sánchez debe ponerse a trabajar de una vez por todas con seriedad y con propuestas concretas en asuntos importantes: creación de empleo, generación de actividad económica, inversión en infraestructuras, financiación autonómica, lucha contra la despoblación… Es más que necesario que abandonen la propaganda y den la cara. Lo contrario, los silencios, son la prueba más palpable de una incapacidad manifiesta que tendrá muy malas consecuencias para todos los habitantes de España. Espero que este Gobierno de marketing no nos lleve nuevamente al abismo como los tiempos pasados de otro socialista empeñado en golpes de cara a la galería y en muy poca gestión para resolver los problemas del país.