Cuando lean esto el cronómetro para la detonación estará en el tiempo de descuento. O quizá se haya detenido ya y solo quede una nube de polvo denso de lo que fueron las tres torres de refrigeración de nuestra Central Térmica. «Nuestra» porque aunque es propiedad de Endesa, todos la consideramos patrimonio común. Hemos vivido, sufrido y gritado por ella; forma parte del fondo del paisaje de tres generaciones. Escribo estas líneas cual obituario anticipado, como despedida, cual necrológica devota. No sé calcular cuántos atardeceres han estado ahí, cuántos titulares y fotos de portada han copado, con y sin humo. Escribo con las tres torres hermanas gemelas en mi horizonte de atardeceres morados.

El espectáculo de la voladura, con más de 400 barrenos y 270 kilos de explosivos, ha convocado a tantas personas, medios y autoridades que se ha instalado incluso una grada. No sé si es obsceno o será digno funeral para una mole de cemento que tanto ha dado de comer a esta tierra. El sentimiento de pérdida es inevitable. Mantenerla en pie, libre de amianto y con rentable uso turístico es una quimera. Ahí siguen las centrales de Aliaga y Escucha, cayéndose a pedazos como testigos nostálgicos de un pasado de riqueza de compleja reconversión.

Nos cambia el «skyline» que diría algún dircom. Volar para resurgir de las cenizas, como el ave Fénix, es el objetivo de Endesa, los agentes sociales y la larga fila de autoridades sobre la grada contemplativa del mirador instalado para presenciar la detonación. Donde hoy hay 37.000 toneladas de escombros, amasijo de hierro y cemento, mañana se esperan placas solares. La evacuación de la capacidad eléctrica a través del nudo Mudéjar es la clave sobre la que pivota esta «transición justa», en la que los «planes de acompañamiento» obligados supondrán la creación de empleo. Veremos.

Esta semana Oxaquim ha anunciado una inversión de 360 millones y 380 empleos a largo plazo (2028) El ácido oxálico se utiliza en componentes de baterías y muchos otros mecanismos, y prevén un crecimiento importante. La cifra inicial para 2023 es de 20 empleos, pero la seriedad de esta empresa está avalada por décadas de compromiso en Alcañiz y su éxito a nivel internacional. No son humo. Que la DGA haya formalizado el anuncio, dos días antes de la voladura, levanta sospechas entre la ciudadanía con razón. Es el mismo escepticismo generado cuando se presentó a bombo y platillo la fábrica de pellets que nunca llegó, o la instalación de cinco industrias que no se materializó. Hay que cuidar las cifras y los compromisos políticos cuando la hemeroteca persigue y la población está asfixiada. Andorra ha perdido 2.000 habitantes en los últimos años.

Hoy es un día simbólico por el entierro físico de parte de la Central. Sin embargo, vale la pena morir para resucitar. Esos escombros mastodónticos van a ser reutilizados tras su cremación para seguir construyendo lo que Endesa denomina plan Futur-E, y que prevé la inversión de más de mil quinientos millones en renovables. Quién sabe si esas partículas en la nueva vida de la Central verán otras cuatro décadas de prosperidad. De la mayor detonación industrial realizada jamás en España se podría lograr la mejor descarbonización del país. Y aún quedará ver caer la gran chimenea, dentro de un año y en precampaña. Eso sí será un show.

Eva Defior. Sexto Sentido