Si comparamos los círculos de poder en España con los círculos del infierno de Dante, podemos observar en el primer círculo, el limbo, a la inmensa mayoría de los ciudadanos. Si descendemos por el infierno, o las cloacas – según algunos-, podemos contemplar, en el cuarto círculo, a aquellos que acumulan bienes materiales, y los derrochan, a costa de los demás. Más abajo, o arriba -según se mire-, encontramos, en el octavo círculo a los que han cometido pecados relacionados con el fraude y la traición. La diferencia es que en nuestros círculos de poder no hay castigo para ellos porque se indultan unos a otros -hoy por ti, mañana por mí- con el aplauso de una parte cada vez mayor de los que están en el limbo (es lo que tiene «La servidumbre voluntaria»).

El infierno lo sufren aquellos ciudadanos que tratan de defender el estado de derecho con gran coste personal y profesional y aquellos españoles, sobre todo catalanes, que sufrieron un ataque a sus derechos por parte de los ahora indultados. Porque sienten que el Gobierno que debería ser de todos no les escucha, no defiende su libertad, ni la igualdad, ni el pluralismo, que no pueden existir fuera del cumplimiento de las leyes. Porque los interlocutores del Gobierno no están entre estos sino en su propio círculo de poder, por eso no sienta en su mesa -de negociación- al «hijo de los chabolistas» (Leyre Iglesias, magnífica, sobre Iván Teruel).

Añoro aquellos tiempos, la dictadura aún reciente, en que casi todos teníamos claro que el poder debía ser contrarrestado para que no derivara en abuso. Ahora, las canciones deberían adaptar sus letras: Papá, cuéntame otra vez lo de la solidaridad entre las tierras de España; ahora están gobernadas por «cienmileuristas» oprimidos con derecho de «pomada», porque (ay, pobres) sufren la colonización de España.

Aragón no está oprimida, por lo visto, así que a Teruel llegarán, con suerte, las migajas que sobren. A Labordeta no hace falta cambiarle ni una coma: «Que de los pobres nunca hay un amigo. Hay un amigo siempre de los más ricos y a esos les llevan agua y cordericos».

Luis Esteban. CIUDADANOS Calanda