El pasado 23 de enero se cumplía el 25 aniversario del asesinato de Gregorio Ordóñez a manos de la ETA. Lo asesinaron vilmente, a la espalda, mientras estaba comiendo con compañeros del ayuntamiento en plena Parte Vieja de San Sebastián. Gregorio comenzó su actividad política como concejal del Ayuntamiento de San Sebastián cuando tenía tan sólo 24 años, asumiendo desde los inicios responsabilidades en concejalías de área, llegó al Parlamento Vasco en 1990, y fue nombrado en 1991 teniente de alcalde. A ETA le molestaba la gente valiente, les incomodaban aquellos que no se sometían, que plantaban cara de manera firme a sus caprichos manchados de sangre, llenos de intolerancia, vacios de libertad, cargados de plomo. Y Gregorio Ordóñez era uno de esos, además de un valor en alza del Partido Popular Vasco, aumentando cada vez más el apoyo en elecciones. Al igual que sigue ocurriendo hoy en día con algunos nacionalismos, el mundo abertzale, el entorno etarra, no toleraba que en las Vascongadas hubiera más pensamiento que el suyo, como si las regiones fueran patrimonio de las ideologías y no de sus gentes, ETA tenía claro cómo evitarlo. Evidentemente, en 1995, a mis 9 años, no tenía despierto demasiado interés ni conciencia por la actualidad política, pero si comenzaba a nacer una sensibilidad por lo que estaba ocurriendo con ETA. Se vivieron unos años en los que la sociedad despertó y plantó cara a la barbarie terrorista. Recuerdo los asesinatos de Fernando Múgica, Francisco Tomas y Valiente, el secuestro de Ortega Lara o el inmediatamente posterior y con trágico final de Miguel Ángel Blanco y el espíritu de Ermua, o Fernando Buesa. Solo son unos pocos nombres más conocidos que guardo en el recuerdo junto a tantas víctimas que se sucedían periódicamente. Gregorio fue un gigante moral, un luchador por la democracia y la libertad, y eso le hizo perder la vida. Hoy, en unos tiempos difíciles, en los que tristemente en muchos ámbitos de la política española todavía es válida buena parte de la lucha que llevaba Gregorio, debemos recordarle, y que le conozcan y recuerden las generaciones más jóvenes. Hoy, en una época en la que se pacta con BILDU o se vota en contra de investigar los 379 asesinatos de ETA sin resolver, quiero reivindicar el legado de Gregorio Ordóñez y de todos aquellos que lucharon con gran convicción y tesón contra la dramática historia de terror de la banda terrorista.

Nacho Carbó – PP Alcañiz