Por fin, parece que se va viendo el final de esta historia que nos ha tocado vivir, una pequeña luz que da esperanza a todos aquellos que están luchando por subsistir a esta terrible pandemia, se van relajando restricciones y esperemos que esto ayude a todos los sectores a salir adelante, aunque quiero recalcar que siempre con responsabilidad.
También quiero denunciar todas esas actitudes que pudimos ver a través de muchos medios la noche del sábado al domingo el día 9 de mayo al finalizar el estado de alarma, todas esas celebraciones que no tenían ningún sentido ya que esto se ha hecho para dar un paso adelante y no veinte pasos para atrás.
Y volviendo al tema, lo que nos está ayudando a ver una luz al final del túnel son las vacunas, gracias a ellas hemos notado una gran mejoría, tanto en residencias, hospitales y en el día a día.
Quiero recalcar que en nuestra zona están siendo muy eficientes, la vacunación va muy rápido y está todo muy bien organizado, y eso se nota.
Solo tengo una pequeña pega, y por supuesto no va en contra ni de los sanitarios ni de las vacunas, viene de más arriba, estoy de acuerdo que los primeros en vacunarse sean personas mayores, sanitarios, personal de residencias, ya que han sido a los que más fuerte les ha pegado esta pandemia, pero después, en mi opinión, hubiese vacunado a todas aquellas personas que están en primera línea , los «esenciales» en su momento y que ahora están un poco desamparados, ya que mucha de esa gente que estuvieron ahí para que al resto no nos faltase de nada mientras estábamos encerrados en nuestras casas siguen sin vacunar, personas que están de cara al público, que se relacionan con mucha gente diferente a lo largo de su jornada laboral, que muchos de ellos son autónomos, lo que quiere decir que si se contagian o están en contacto con algún caso positivo tienen que hacer una cuarentena que les obliga a cerrar su negocio, y esto supone cero ingresos pero seguir pagando los gastos, por eso creo que hubiese sido buena idea incluirlos en la vacunación como lo que son, esenciales.
Saul Riba – PAR Mas de las Matas
El “final” es realismo mágico político; no hay final en un horizonte muy, muy lejano, para un virus que se ha extendido por todo el mundo y que es capaz de mutar rápido. Ha llegado para quedarse.
¿Se ralentizará su propagación? ¿Se reducirá su gravedad y su letalidad? En estos momentos ya es un hecho, en el mundo desarrollado al menos, gracias a las vacunas y las medidas de aislamiento.
Pero ¿el final? Para nada. El final es un cuento político para una población infantilizada que necesita finales felices porque no es capaz de afrontar duras realidades. (Cuentos de políticos que viven del cuento)