Un aspecto muchas veces olvidado, es la parte emocional del inversor, tan importante desde mi punto de vista a la hora de acudir a los mercados. Por ello hoy vamos hablar de diferentes cuestiones que hay que tener completamente claras antes de acudir a los mercados.
Y es que hay un gran problema inicial a la hora de invertir en los mercados, y además es un problema que se disfraza de otra cosa que nos parece correcta e indispensable a la hora de invertir. Esa cosa no es otra que la paciencia.

Muchas veces los inversores nos enrocamos en tener paciencia con alguna de nuestras inversiones, que lo único que consiguen es, que nuestra cartera pierda dinero constantemente conforme pasa el tiempo. En un momento dato desde la inversión inicial, hasta un análisis posterior, la paciencia deja de ser paciencia y se convierte en obstinación de que un valor en cuestión recupere lo perdido. Para tener éxito en nuestras inversiones tenemos que ser capaces de darnos cuenta de este hecho que nos sucede a todos.

Para ayudar a la obstinación, en los mercados existe un factor que le permite hacerse pasar por paciencia, y ese factores no es otro que la volatilidad. La volatilidad puntual que sufren los valores sobre todo cuando estos caen, hace que no seamos capaces de vender en pérdidas, pues nos decimos que con un poco de paciencia, el valor en cuestión volverá a subir ya que nuestro análisis inicial, no puede ser incorrecto. Ese ego de pensar que no nos podemos equivocar, hace que la paciencia se convierta en obstinación y en cabezonería de que nosotros no podemos estar equivocados.

De este punto, nuestra obstinación se ira convirtiendo poco a poco en auto convencimiento de que la perdida que mantenemos día a día nos es indiferente. Que no nos preocupa la situación actual. Que ya nos da igual si perdemos mil que dos mil, pues estamos obstinadamente seguros de que nuestro pensamiento inicial era tan correcto, que en algún momento el valor se dará la vuelta y recuperaremos lo perdido.

Bajo esta situación, tenemos que comprender la diferencia entre el pronóstico y la probabilidad de que el pronóstico ocurra. Cuando decidimos comprar cierto valor, esta decisión está basada en un pronóstico propio o ajeno, de que ese valor subiría. Pero se nos olvida la probabilidad de que ese escenario ocurra. De la misma forma, tenemos que darnos cuenta, que tener el convencimiento obstinado de que el valor acabará subiendo, se basa en lo mismo que cuando compramos y pensamos que nuestro pronóstico se cumpliría. Vamos que si somos obstinados en pensar que dejará de bajar en algún momento, es la misma obstinación que pensar que el valor acabará recuperándose. En definitiva, cuide con ser paciente, no vaya a ser que este siendo obstinado.

Raúl Cirugeda Conejos