El rural es plural, es frágil y es complejo. Los que se arrogan la representatividad de un ámbito tan heterogéneo como el medio rural, presentándose como la única solución a problemas enquistados durante décadas, o mienten, o se autoengañan.

Las agotadas pirámides poblacionales, la difícil vitalidad de las empresas, servicios y asociaciones, o las propiedades abandonadas por multiherederos (o dueños no localizables) que limitan las oportunidades en nuestros pueblos, no se resuelven si convertimos al rural en arma política de enfrentamiento y reproche. Al revés, conseguiremos mejorar la situación generando confianza en la sociedad, motivando una visión más positiva del medio rural basada en las oportunidades actuales, la cooperación entre administraciones públicas, la colaboración público-privada y la mejora de la toma de decisiones a todos los niveles.

Desde la Dirección General de Ordenación del Territorio tenemos una hoja de ruta definida para avanzar en el equilibrio territorial desde 2017, con la aprobación de la Directriz de Política Demográfica y contra la Despoblación. Un documento transversal para todas las administraciones aragonesas, surgido de una participación ciudadana ejemplar y un trabajo de elaboración valorado a nivel europeo, con diferentes medidas y actuaciones que han permitido impulsar y asentar iniciativas como las ayudas del fondo de cohesión territorial, o la medición del desarrollo territorial de los pueblos aragoneses a través de indicadores actualizados año tras año.

Buena prueba del trabajo desarrollado es el interés de la Secretaría General para el Reto Demográfico del Gobierno de España por la metodología que empleamos en Aragón; en 2022 el MITECO convocará por primera vez los fondos de cohesión y transformación territorial, con un formato similar a los que se convocan en Aragón desde el año 2018. Y también quieren afrontar un indicador de síntesis en el conjunto del Estado que especifique las prioridades en materia territorial y demográfica, al igual que en Aragón tenemos la estructura del sistema de asentamientos y el índice sintético de desarrollo territorial para definir objetivamente esos parámetros.

También la nueva ley de dinamización del medio rural que se está tramitando en Aragón, contiene importantes referencias a la importancia de los instrumentos de ordenación territorial para combatir la despoblación, como la clasificación de los núcleos aragoneses en materia de desarrollo territorial y bonificaciones fiscales, instrumentos de planificación como las directrices y los programas de gestión territorial, o espacios de participación y gestión compartida como el observatorio de población o la comisión delegada de política territorial.

Es muy importante que las administraciones compartan sus estrategias de acción para avanzar todos por el mismo camino y es un orgullo para los aragoneses que las planteadas desde el Departamento de Vertebración del Territorio vayan siendo aceptadas como la hoja de ruta adecuada, externa e internamente.

El próximo mes de marzo publicaremos las convocatorias del fondo de cohesión territorial aragonés para el año 2022, 3 millones de euros para actuar en los municipios y asentamientos más vulnerables de Aragón. Hemos conseguido adelantar las previsiones de publicación de las ayudas para que este año los beneficiarios tengan más tiempo y facilidad en la ejecución de los proyectos, manteniendo la financiación al 100% de los mismos. Cuatro líneas de ayuda para cuatro tipos de beneficiarios; ayuntamientos (rehabilitar vivienda pública para alquiler), comarcas (itinerarios y senderos paisajísticos), asociaciones (actividades culturales fuera del periodo veraniego) y empresas (transformación y comercialización de productos agroalimentarios).

Oportunidades que seguro benefician a muchos habitantes rurales, ayudas novedosas que vienen a sumar esfuerzos junto a actuaciones de otros Departamentos y que generan una discriminación positiva real hacia el medio rural.

José Manuel Salvador. Director General de Ordenación del Territorio del Gobierno de Aragón