Las personas que formamos parte activa de la Vaquilla como peñistas no poseemos un estatus superior al resto, pero disfrutamos de las fiestas de Teruel de manera especial. Vivimos un hermanamiento importante durante el año con el resto de socios de nuestra peña, que se ve claramente intensificado durante los 4 días más importantes del año, en los que compartimos una explosión de alegrías y sentimientos.

Más allá de Interpeñas, cuyas funciones suelen ser gestiones comunes e interlocución con el Ayuntamiento, la voz de peñistas queda muchas veces relegada a foros de pequeños grupos de personas, que no se ven representadas por las actuales estructuras.

De ahí esta carta, con la que me quiero dirigir a todas esas personas socias de peñas vaquilleras. Desde las que estrenan su primer escudo con toda la ilusión, hasta las más veteranas que han tenido que comenzar a coser sus escudos en una segunda casaca por falta de espacio en la primera. Desde quienes viven todo el año en Teruel, hasta quienes regresan para este encuentro con los suyos.

El domingo pasado nos despertamos con una noticia que no podíamos creer: el Torico había sido derribado. El primer pensamiento fue de indignación y búsqueda de explicaciones. El segundo, casi inmediato, fue la preocupación por la cercanía de las fiestas de la Vaquilla y la Puesta del Pañuelico. Y más todavía cuando se celebran de nuevo tras dos suspensiones por una pandemia que tanto nos ha hecho sufrir.

A ti, peñista, te pregunto directamente: ¿cómo has vivido estos días? ¿Qué pensaste cuando viste a nuestro querido Torico atado por varias cuerdas y sirgas tensas para la celebración de un congreso taurino? ¿Cómo reaccionaste cuando viste derribado a nuestro símbolo más universal por ese esfuerzo al que se sometió? ¿Cómo te sentó que la alcaldesa tratara de engañar a la población diciendo que apenas había sufrido daños para ocultar el destrozo? Y, sobre todo, ¿qué sientes ante la posibilidad de que no se pueda volver a realizar nunca más una Puesta del Pañuelico como la conocíamos hasta ahora?

Este derribo no ha sido provocado por un problema técnico ni tampoco se trata de un accidente. Deriva de una gran irresponsabilidad: maltratar al icono de la fundación de la ciudad con la colaboración de los cargos públicos en el gobierno municipal. En estos días nadie ha asumido responsabilidades políticas ni ha dimitido. Ni siquiera nadie ha tenido la decencia de pedir perdón a la ciudadanía ni al sentimiento turolense.

Por las últimas declaraciones de la alcaldesa, parece que van a hacer todo lo posible para poner en el tejado de Patrimonio del Gobierno de Aragón la continuidad o bloqueo de la Puesta del Pañuelico. Es evidente que, tratándose de un bien patrimonial, se tenga que reparar con especial cuidado y estudiar los usos que pueda tener en el futuro. Pero no se puede convertir esta situación en una guerra política para ver quién tiene la responsabilidad de no permitir la Puesta del Pañuelico. Sin la colocación de cuerdas y sirgas de la pasada semana, esta situación nunca hubiera ocurrido.

La Puesta del Pañuelico debería estar considerada como bien cultural y patrimonio inmaterial de nuestra tierra, y como tal ser respetada. Es un evento que nos hermana, que nos hace sentir orgullo de nuestra identidad turolense y que potencia sentimientos colectivos de amistad y de amor por nuestra tierra.

Es el momento de que, como peñistas, hablemos abiertamente con el resto de personas socias y con las directivas de las peñas, y expresemos nuestra indignación en el inicio de las fiestas. Teruel no se merece esto. El Torico no se maltrata. La Puesta del Pañuelico se protege.

Pablo Rochela. Teruel. Carta del lector