Destinar el dinero ahorrado a la inversión, a través de vehículos financieros ligados a la Renta Variable en mayor o menor medida, es una muy importante decisión que nos toca tomar por primera vez en algún momento de nuestras vidas. Es una decisión que parte de la premisa de rentabilizar nuestro ahorro. Buscar unos rendimientos que hoy en día, y desgraciadamente no es posible encontrarla, a través de inversiones más estables como podían ser los Plazos Fijos. La desaparición casi por completo de esta manera de rentabilizar nuestro ahorro, nos lleva inevitablemente a vincularnos de una u otra manera a productos que destinan parte de su inversión a activos con rentabilidad variable.

Ante este nuevo escenario, antes de tomar cualquier decisión, lo primero que tenemos que conocer es nuestros límites con el riesgo en renta variable. Al igual que todos conocemos nuestros límites a la hora de realizar deporte de riesgo y de no tan riesgo, debemos de conocer si somos capaces de hacer puenting con nuestro dinero, o si nuestro límite está más cerca de hacer algo de barranquismo. Hay que buscar donde cada uno se encuentra más cómodo, conociendo sus limitaciones.

Un inversor con perfil conservador, busca rentabilidades mínimas, asumiendo un riesgo muy limitado. Saben que su rendimiento no suele superar el 2% o 3% anual y les gusta la inversión en productos con alta ponderación en Renta Fija y entre un 10% y un 20% en activos de renta variable. Su objetivo se puede resumir en que invierten con la intención de mantener su capital y buscar una rentabilidad que aunque sea pequeña, esta se traslade lenta y progresivamente para evitar el efecto inflación.

Un inversor con un perfil moderado, buscan unas rentabilidades por encima de los anteriores. Sus inversiones se reparten en ponderaciones de renta variable que rondan entre el 30% y el 40%. Son inversores que de normal tienen una cultura financiera mayor y sus conocimientos sobre los mercados, les permiten tomar decisiones puntuales sobre sus inversiones. Buscan rentabilidades entre el 5% y el 10% anual.

Los inversores con perfiles arriesgados y agresivos son clientes con larga experiencia en los mercados. Se les presupone unos grandes conocimientos tanto técnicos como fundamentales sobre los mercados. Asumen riesgos en muchos y diferentes mercados, ya que invierten tanto en activos vinculados a pequeñas empresas, diferentes divisas, mercados emergentes y otros tantos ejemplos, donde buscan altas rentabilidades. Asumen estoicamente las perdidas ya que su mayor característica, es que antes de invertir han realizado un plan donde contemplan su peor escenario asumible.

La elección de nuestras propias características inversoras se debe realizar de forma meditada, disciplinada, que refleje realmente nuestra capacidad económica. Ser conocedor de nuestro Perfil, nos permitirá aceptar las rentabilidades positivas sin ser avariciosos y nos evitará noches sin dormir en rentabilidades negativas.

Raúl Cirugeda Conejos – Caja Rural de Teruel