Salidos del estado de alarma, se aprecia en la población que cuesta salir de la inercia y, a nivel general, el personal está retraído y sobre todo, se nota el curso acelerado que hemos tenido de buenas prácticas de higiene y distanciamiento. Nos podíamos quedar con fotografías de las terrazas de ciertos establecimientos, de la actividad en peñas o locales e incluso de las caravanas de coches del domingo, pero es mejor pensar de manera constructiva.

La mejor fórmula es la prudencia, eso no hace mal a nadie y lo mejor son las mecánicas que uno mismo se aplica para cada situación que afronta en el día a día. Las reuniones en el ámbito privado requieren también pensar los espacios y las distancias, y así cualquier situación, porque algunas, aunque permitidas, no hace falta que se fuercen continuamente al límite, sino es imprescindible.

Tenemos más de dos meses para el inicio del curso escolar, que puede ser el momento donde se ponga toda la maquinaria a prueba y para ello es fundamental no echar todo a perder en los meses de verano. La bajada del número de contagiados y fallecidos ha sido extraordinaria, pero no podemos olvidar como aumentó, de manera fulminante, meses atrás. Si realizamos el esfuerzo, que merece la pena, de crear nuestro protocolo individual, en primer lugar nos permitirá mejorar la convivencia con los demás y viceversa, y sobre todo nos protegerá.

Han aparecido zonas de rebrote cercanas y creo que no es preciso tener que vivir un caso en primera persona para ponerse las pilas, los sanitarios necesitan calma, los hosteleros confianza y la gente optimismo y apoyo, por lo que se pone de manifiesto que la prudencia y seguridad son buenas para todos los sectores socioeconómicos. Sigamos concienciados, porque merece la pena.

Pedro Bello – GANAR La Puebla de Híjar