La historia de la televisión en nuestro país contiene un famoso concurso que hizo célebre Joaquín Prat con su frase «a jugar». Aunque fue repuesto en los últimos meses, el éxito no fue como el de antaño, en donde millones de personas se sentaban frente al televisor para intentar adivinar el importe de los productos que allí aparecían. Eso sí, siempre sin pasarse de su precio justo.

Hoy sería imposible que los concursantes llegaran a excederse del importe de algunos de los bienes de primera necesidad porque están por las nubes. Por enésima vez, las políticas de este Gobierno vuelven a tocar el bolsillo de todos los españoles. Muy grave en cualquier circunstancia pero más aún cuando acabamos de vivir una pandemia mundial que ha generado también una crisis económica de grandes magnitudes.

Si la luz estaba a precios desorbitados, le acompañan ahora el gas y los combustibles. La calefacción en todos los hogares incrementará su precio, repostar en la gasolinera también y los costes de los agricultores siguen su escalada mientras ellos no ven recompensada esa subida en la cuantía que reciben por sus productos.

Otro año más volvemos a observar en nuestro país la pobreza energética que llevará a muchas familias a tener que reducir su gasto en calefacción o en electricidad porque sino les resulta imposible tener un plato de comida en la mesa. Reducirlo es sinónimo de renunciar a usarla. Estos son los problemas reales de la gente y no aquellas preocupaciones accesorias que tiene el Gobierno para garantizarse su propia supervivencia en La Moncloa.

Se acercan meses en los que el gasto de las familias se va a acentuar y en la que no se han puesto en marcha medidas efectivas para paliarlo. No es cuestión de ser agorero, sino de narrar fielmente lo que está sucediendo en nuestro país. Es un tema serio y, a diferencia del famoso concurso televisivo, no es un juego. De ello depende el bienestar de muchos ciudadanos.

José Miguel Celma. PP Torrecilla de Alcañiz