La A-68 para «vertebrar» el Bajo Aragón Histórico conectándolo con Zaragoza y el Mediterráneo, una transición justa para Andorra que «no deje atrás» a la cuenca minera turolense y políticas para «revertir» la despoblación son los mantras más repetidos durante toda campaña electoral que se precie en el territorio. Se suelen repetir cada cuatro años acompañados de alguna palabreja que incluso el que la pronuncia a veces no tiene muy claro lo que significa pero que suenan bien y de críticas al contrario por lo poco que hizo cuando gobernó y lo que costará a revertirlo aunque se ponga todo el empeño del mundo.

Los periodistas ya estaríamos forrados si nos dieran un euro cada vez que escuchamos hablar al Partido Popular de los 10 kilómetros de autovía que construyó José María Aznar o al PSOE de que fue con el PP en La Moncloa cuando Endesa pasó a manos italianas y comenzaron todos los males de la Central Térmica de Andorra que ahora padecemos. Una transición que iba a venir acompañada de la llegada de «cinco empresas» que se han quedado en meros anuncios y tan solo con el desmontaje de la Térmica creando empleo aunque en condiciones muy diferentes. La provincia es lo primero y todos lo tendrán claro cuando vayan a gobernar aunque la memoria se pierde cuando se pisa moqueta. Estas semanas lo estamos viendo con los Presupuestos Generales del Estado. Es una excelente noticia que se haya incluido la bonificación de hasta el 20% de los costes laborales pero se ha reducido un 13% la partida para la provincia en las cuentas «más expansivas» y lo más preocupante, no hay ni un solo proyecto novedoso e ilusionante para el territorio bajoaragonés al igual que ocurrió con los proyectos estratégicos del Fondo de Inversiones de Teruel de 2021, que se quedaron en Teruel, Calamocha y Javalambre. Ahora en el borrador de las inversiones estatales para el próximo año tan solo vemos con lupa partidas ínfimas para carreteras que con ese dinero sabemos que no se van a desbloquear pero que sirven para llenar discursos y unas líneas de notas de prensa. La A-68, que al fin se ha desbloqueado en los últimos años, no tiene ni para pagar los proyectos en licitación y nadie está alzando la voz. Para «vertebrar» y «revertir» antes hay que invertir.

Laura Castel. Juntando letras