En los últimos meses parece que cobran fuerza las voces que claman contra una injusticia como la copa de un pino como es el impuesto de sucesiones y donaciones, a ver si el clamor popular consigue que el Gobierno de Aragón rectifique su postura de recaudar sobre lo que ya se ha recaudado y deja de insistir en arruinar a las familias que con su esfuerzo, trabajo e iniciativa han conseguido un patrimonio con el objetivo de dar un fututro mejor a sus descendientes.

Este patrimonio, que ha tenido que sortear toda serie de riesgos y dificultades con las que contamos en un territorio desmejorado como es Aragón, sucumbe ante quien debería garantizar el futuro de las familias, esas que son el pilar de nuestra sociedad, que generan empleo en sus negocios familiares y a las que les toca volver a pagar, cuando han conseguido sus ahorros arriesgando, cotizando y pagando impuestos. El timo de la estampita.

El Partido Aragonés, no sólo lleva reivindicando la supresión de este impuesto que ha potenciado el actual Gobierno de Aragón, sino que cuando hemos tenido responsabilidades de gobierno hemos negociado exenciones o bofinicaciones con nuestros socios, con vistas siempre a reducirlo a su mínima expresión, como en otras comunidades del pais.

Esto se llama dar trigo en vez de predicar, no como lo que hacen otros partidos, entre ellos Ciudadanos, que primero piden que se suprima y luego reculan, es decir, donde dije digo, digo Rodrigo. Y eso que, como de momento no gobiernan y les sirve, podían hacer el discurso ambiguo de siempre en los temas importantes para Aragón y recurrir al jiji jaja.

Entre unos y otros, lo que queda claro son principalmente dos cosas, una que según quien gobierne tendremos que seguir pagando más que el resto de españoles por lo nuestro, y otra, que según quien gobierne tendremos que evitar morirnos, aunque para eso es necesaria una adecuada atención hospitalaria y últimamente tampoco hay buenas noticias al respecto.