El control del miedo, de la avaricia, de la duda, de la inseguridad, y de muchas otras reacciones humanas, es muy complicado. Para cualquier inversor, es de vital importancia, una formación psicológica, al mismo nivel o incluso mayor, a su preparación en análisis técnicos o fundamentales.

Todo parece bajo control, hasta que un día el mercado pone en tela de juicio nuestra forma de operar o nuestro sistema de inversión. Cuando aparecen este tipo de indecisiones, es cuando nuestra formación debe de ayudarnos a salir indemnes.

Y es que el mercado, como casi un ente con entidad propia, tiene su propia psicología, y es de suma importancia el tener esto siempre presente. La propia tendencia que aparecen en los mercados, hacen que modifiquemos nuestras operativas y dejemos a un lado nuestro sistema de inversión. Por estos motivos una tendencia iniciada por el propio mercado, hace que muchos inversores, se sumen a esa tendencia, sin si quiera pensar si esta es coherente.

Cuando suceden estos escenarios, por lo general, la psicología inversa suele funcionar. Ser comprador cuando todo el mundo está vendiendo y ser vendedor cuando todo el mundo está comprando, parece haber sido históricamente lo correcto. Pero la tendencia humana, parece que nos obligue a ser parte del conjunto, y acompañar esos movimientos.

Un claro ejemplo fue la venta masiva que se produjo en el crash del 87 cuando, todo el mundo vendía, y en realidad los inversores, deberían de haber sido compradores.

El aspecto fundamental que parece dar la solución a las tendencias caprichosas de los mercados, es el plazo que marcamos a nuestra inversión. Si únicamente elaboramos nuestra cartera centrándonos en el corto plazo, se podría decir que la bolsa podría ser como una especie de votación, donde se ven reflejados los caprichos de la gente, dependiendo si se considera que un valor va a subir o bajar en las próximas secesiones.

En cambio sí invertimos a un plazo mayor, nuestra cartera será capaz de hacer frente a las fluctuaciones de los mercados. Las acciones tenderán a reflejar el valor de los negocios que representan. Añadir empresas a precios atractivos a largo plazo, y que son negocios que crean valor, es la mejor manera de elaborar una cartera, que nos proteja de la psicología de los mercados.

Raúl Cirugeda Conejos