Ahora que algunos han visto colmada su ambición. Ahora que en Moncloa están ocupados armando un gobierno de corta y pega y no tienen tiempo de seguir fabricando el relato que luego difunde su amplísimo aparato mediático. Ahora, voy a hacer de relator para poder dejarles algunas reflexiones, sin ninguna intención «apocalíptica».

Sánchez convocó las elecciones de abril cuando quiso; tras los resultados, podía elegir entre reeditar el pacto de la moción de censura o aceptar la propuesta de Ciudadanos, que sólo condicionaba su apoyo a la defensa del constitucionalismo y la moderación fiscal; despreció con arrogancia a todos sus posibles socios convencido de los beneficios para él, no importándole el coste institucional, de la repetición electoral; los españoles, entre la incertidumbre y el hastío, volvimos a votar en noviembre y los resultados reflejaron ese estado de ánimo. Al ver que no había ocurrido lo esperado por ambos, Sánchez e Iglesias decidieron que iban a formar un gobierno de coalición, a pesar de haberse insultado y despreciado los últimos meses, y empezaron a recabar apoyos (algunos, indeseables).

Inés Arrimadas, para evitarlo, le ofreció, por carta, mediar para alcanzar un pacto constitucionalista e impulsar grandes acuerdos de Estado que permitieran blindar nuestra democracia frente a la amenaza de los populismos y nacionalismos y aprobar reformas urgentes como la educativa, la del modelo laboral, la de la garantía de las pensiones o la de la lucha contra la despoblación.

Tras ignorarla, consiguió los apoyos a la investidura firmando cheques al portador, incluso a aquellos que les «importa un comino la gobernabilidad de España», basados en intereses particulares y partidistas. Esos compromisos atentan contra la igualdad de los españoles y lastran la acción de gobierno desviándola del interés general y el bien común, porque los recursos son finitos y alguien tendrá que perder.

Un gobierno que se asienta sobre arenas movedizas no puede ofrecer estabilidad para afrontar los retos a que nos enfrentamos; por ello, nosotros, seguiremos tratando de alcanzar consensos,desdeese patriotismo cívico que Martha Nussbaum define como aquel que se enorgullece de los valores positivos que compartimos sin definirse en contra de nadie.

Luis Esteban – CIUDADANOS Calanda