Nos gusta soñar con que los proyectos de energías renovables para nuestras comarcas traerán una riqueza sostenible y población a los municipios; empleo de calidad y fondos municipales. En eso consiste en teoría la transición ecológica a la que se ha dedicado un ministerio y una vicepresidencia del Gobierno central, a cuya cartera ha añadido también el enorme deber del Reto Demográfico. Son las zonas agrícolas y de monte rurales españolas las que van a albergar la energía renovable en nuestro país. En Teruel, donde nos faltan habitantes y sobra espacio, lideraremos el ranquing nacional. El debate nos asalta después de años de tramitaciones para poder permitir que las empresas energéticas cambien el modelo de producción nacional que nos convertirá en un país «verde». El ciudadano de a pie apenas entiende de zonas protegidas LIC y ZEPA, autorizaciones ambientales, estaciones de evacuación energética y megawatios. Se despierta ahora, cuando comienza a preguntarse si esos aerogeneradores realmente enriquecerán a todos o solo a unos pocos. Como Quijotes soñadores confiamos en que nuestras autoridades, cuyo interés debe ser esta transición justa y acorde, velarán por el bienestar de nuestros hábitats, y más una ministra abiertamente ecologista como Teresa Ribera.
La polémica suscitada en el Matarraña, hasta ahora al margen del boom de las renovables, nos hace preguntarnos sobre el balance entre los pros y los contras. Los matarrañenses, cuyo ejemplo turístico sostenible y de respeto ambiental ha sido ejemplar, están preocupados y dudan. El anteproyecto allí planteado prevé generar 60.000 euros por megavatio con unos aerogeneradores de 170 metros, de los más grandes conocidos hasta ahora. ¿Esos réditos en quién recaerán? ¿Los ayuntamientos que reciban esos fondos en qué los invertirán? ¿Va a haber algún control sobre los mismos? ¿Qué impacto negativo podría generar en el turismo? Esas preguntas se platean más allá del Matarraña, llegando a otras comarcas turolenses que se están reuniendo para acceder a más información y trabajar conjuntamente.
Aún no sabemos quiénes son los Quijotes aquí. Unos quizá lo sean por luchar contra gigantes empresariales que en realidad podrían ser inofensivos molinos de viento; otros, por soñar como ingeniosos hidalgos que con las renovables traerán una riqueza que hasta ahora, ni con otras líneas de ayudas como el FITE o el Miner, hemos sabido transformar de forma acertada en proyectos que contrarresten la despoblación.
En Aragón hay unos 150 parques eólicos en tramitación y más de una treintena en ciernes. La fotovoltáica no se queda atrás. Solo en la provincia turolense se generarán en cuatro años 6.000 mw, lo que equivale a seis veces la Térmica de Andorra. Los ayuntamientos se están asociando en plataformas para poder gestionar los recursos públicos que generen, pero ¿sabrán hacerlo? ¿Son los alcaldes los que deben liderar este proceso? ¿Cómo se van a coordinar? Hace meses que agentes sociales y empresarios piden una agencia independiente y técnica con personal cualificado para gestionarlo con seriedad, sin intereses económicos, partidistas o localistas. Y es que en el boom verde tampoco faltan quienes piensan como Sancho Panza. Como el escudero cervantino diría «ande yo caliente, ríase la gente».
Eva Defior
La capacidad de crear opinión y de aportar ideas que tiene La Comarca, le conceden una responsabilidad especial. Me satisface ver que se van abriendo camino iniciativas y propuestas más realistas. Ya se acepta que los resultados de los abundantes dineros empleados hasta la fecha han sido paupérrimos. Se siguen confundiendo el gasto y la inversión. Todo lo que genera gasto a los ayuntamientos en vez de ingresos se tendría que repensar muy mucho.
Una inversión solo tiene sentido si genera empleo y retorno del capital. Soy abierto a valorar en los retornos no sólo los económicos sino también los sociales. Pero con criterios muy claros y restringidos sobre lo que significa un retorno social. Creo que, en ese apartado, merece cierta prioridad lo relacionado con la empleabilidad: formación aplicada y muy orientada a saber hacer.
El recurso mas valioso del territorio es su gente. En cualquier estudio se debería presentar la dimensión de la mano de obra disponible, su edad y su formación. No podremos atraer ciertos proyectos si no hay personas preparadas. Las que hayan de venir de fuera necesitaran básicamente vivienda. Ya han pasado los tiempos en los que las grandes empresas proporcionaban viviendas y servicios para sus empleados, pero se trata de un concepto que no deberíamos olvidar, y que, si no se plantea por las empresas o por las comarcas, evidentemente no se conseguirá.
La idea de contar con un ente especifico y dotado de conocimientos empresariales para conseguir inversiones es excelente. No tiene sentido que cada municipio vaya por libre. Hay que sumar esfuerzos y recursos. Con ello se evitan los conflictos de intereses y los inevitables por discrepancias políticas. No tengo mucha confianza en los alcaldes, que están demasiado entregados a satisfacer a sus partidos, y menos a los ciudadanos. Salvo excepciones son personas que nunca han tenido que pagar una nómina con su propio dinero.
Se habla mucho también de acciones justas. No se suelen poner de acuerdo las personas cuando se discute ese concepto, porque casi nada es justo para todos. Recuerdo el caso de tres amigos que discutían lo que era más justo. Uno de ellos había construido un violín, y defendía que era justo que se lo quedase, otro pensaba que como era el que mejor sabía tocar el violín era justo que le correspondiese a él. El tercero opinaba que como no tenía violín y no lo sabía tocar era justo que se lo dieran él, para tener una oportunidad. ¿Cuál de las tres opciones era más justa?
Por lo tanto, hay que priorizar teniendo también en cuenta otros conceptos. Por ejemplo, decidir que es mejor: un proyecto mediano en un municipio o cinco micro proyectos en cinco municipios.
En fin, menciono cosas con las que yo he tenido que trabajar a lo largo de los años. Como la experiencia ya no es lo que era, otros pueden dar opiniones mas actualizadas que las mías. Pero en cualquier caso animo al debate, y agradezco a La Comarca la posibilidad de contribuir al mismo.
Veremos en que queda todo. De entrada todo muy difuso. Sin estudios medioambientales, sin cifras concretas y con molinos de hasta 210 metros de altura máxima contando los 115 metros de poste más las palas de 190/2… Costaría imaginar que en la Portellada se pudiesen poner edificios la mitad de altos.
A mi las renovables me encantan, pero tengo claro que en Aragón tenemos zonas más propicias para ponerlas, donde el impacto visual sería muchísimo menor. Incluso dentro del Matarraña no es lo mismo ponerlo entre Calaceite y Maella que entre Calaceite y los puertos.
Ir a Calaceite y desde casa tener la visión de los puertos es un lujo. Algo que no se compra con dinero.
Sería interesante hablar con la gente de los pueblos de la Terra Alta y saber que tal les ha ido a ellos. Se que en la comarca dels Ports no ha servido para fijar población.
Veremos como evoluciona pero me huelen mal todos los temas relacionados con empresas tan poderosas como ACS. Recordemos que todos vamos a seguir pagando en la factura de la luz el ridículo y fallido proyecto CASTOR que intentó realizar ACS(Florentino Perez). Mafias.