En días de un confinamiento tan inusitado para nosotros, que incluso los comentarios de nuestros abuelos y padres de la trágica guerra vivida que nos parecían de otro planeta, nos hacen que podamos razonar con argumentos actuales de la esencia de nuestra propia vida.
En un mundo donde los valores son casi todos de valor económico, donde los afectos se relajan en función de caprichos o conveniencias, ya empezamos a formularnos premisas de valoración de la familia y de sus funciones desprestigiadas, de la fuerza del contacto y del afecto, del valor de las relaciones sociales profundas.
Cada día amanece, pero la motivación es muy diferente en función de las perspectivas planteadas dentro de nuestro plan de actuación ya no a largo plazo, sino incluso diario. Nos inunda la rutina y la falta de los tradicionales alicientes, los horarios, el trabajo, las vacaciones, la nómina, el coche, los amigos, la charla en el bar,…
Qué poco somos individualmente. Formamos parte de un mundo conectado y dependiente. Ni siquiera China está lejos. Valoramos a la gente próxima conocida que está sufriendo el momento e incluso queremos arroparla. Nos sentimos humildes, muy humildes y desprotegidos y necesitamos refugiarnos en el consuelo colectivo.
¿Cuántas veces hemos sufrido algo parecido a este proceso en nuestra vida?
¿Nos ha servido de algo? ¿Nos servirá ahora?
Quisiera marchar a dormir pero aún hay algo que me puede sorprender a estas horas de la noche. Veo que el portal Google considera que el 23 de Abril es festivo en Aragón por ser la «Diada de Sant Jordi» y así lo aplica en los horarios de numerosos establecimientos y administraciones públicas aragonesas. Dicho error enfurece cuando no se manifiesta en otras comunidades con la misma festividad y acrecienta «las casualidades» del portal tras la rotulación en catalán del parque de Posets-Maladeta del Pirineo aragonés.
Que ínfimo me siento en mi defensa del Chapurriau en contra de la sociedad, de poderes económicos y mediáticos, y sobre todo en contra de estos políticos de mi región que no sólo no entienden o no saben defender el problema de la desaparición del Chapurriau, sino que promocionan y apoyan a la lengua de otra comunidad que está engullendo esta lengua nuestra de Aragón.
Juan Segura
María José Fontcuberta dice
Directo al corazón.
La vida nos está dando una lección!!
Bonito y tierno escrito invitando a la reflexión.
Que nadie nos cambie San Jorge, ni nos toquen el chapurriau!!
Gracias Juan.
Esther Rosario dice
Delicada y compaginada manera de tratar dos temas de actualidad en este territorio nuestro. Adelante Juan.
Juan Carlos Abella dice
Muy buen artículo Juan. Desde luego que hay importantes intereses económicos, pues de lo contrario no se entiende el favoritismo de nuestras instituciones por una lengua forastera como el catalán, arrinconado a una auténtica lengua aragonesa como es el chapurriau. Lo que ha pasado ahora con la manipulación de Google es un claro ejemplo. Me gustaría saber quién es el responsable. Alguien poderoso con mucho dinero.
Dinero, dinero, y más dinero en nuestra contra, y nosotros resistiendo con cero euros. Ya se pueden entrar bien: SOMOS DUROS, MUY DUROS.
J. Barceló y S. Gimeno dice
Interesante exposición tanto por la organización cuidada, ágil y amena, como por la fusión integradora de dos contenidos diferentes que manifiestan su idoneidad en la actualidad comarcal de este Bajo Aragón nuestro.
JOAQUIN ARAGONES dice
Buena reflexion Juan , bajo la luna y muchas horas al dia , porque con el momento que vivimos aunque busques tareas para ocupar el tiempo aun te quedan para reflexionar , y te acuerdas de las historias que contaban los abuelos de las penurias de la guerra civil , pensabamos que eso ya era historia , pero ahora la que nos ha venido en forma de virus nos demuestra que en poco tiempo puedes pasar del confort a la incertidumbre ,porque imaginamos que cambiara nuestra forma de vida , tambien nuestro comportamiento sera mas frio en el sentido que los Españoles siempre hemos sido muy efusivos a la hora de saludarnos , en cuanto al chapurriau hay que defenderlo delante de los que por intereses politicos u otros intereses tratan de imponer el catalan por el chapurriau , lo triste es que en la misma tierra haya grupos a favor de de imponerlo , hala Juan seguis escribin que u fas mol be ,,, saludos
María José Gascón dice
Buenas reflexiones,Juan. La sociedad tenemos que rescatar los valores humanos,la verdad y el bien hacer. En lo que atañe a Aragón respecto a costumbres,celebraciones y lenguas propias lo tiene que tener muy claro, espabilar y luchar sin partidismos.De no ser así, nos catalanizan los libros, algunos filologos, Unizar, el propio gobierno autónomo…y ahora ya empieza a tener lapsus Google con asignarnos la diada.Qué pena!!!
David dice
Muy bien escrito. Cuando uno pierde libertades sus prioridades cambian y se aprecian cosas que habitualmente se tienen por sentadas.
Por otro lado el tema del chapurriau es difícil defenderlo en condiciones si las administraciones no están x la labor, pero el simple hecho de que se hable de ello es ya muy importante para que se tenga en cuenta.
ACLLT dice
Estimado señor Juan Segura, su artículo toca la fibra sensible y nos hace recapacitar sobre el modelo de vida que tenemos y sobre el que podemos tener. En estos tiempos nos damos cuenta de la importancia de las relaciones humanas, presenciales, no las digitales o virtuales con las que hasta no hace mucho parecía que eran las más importantes. Y, efectivamente, las casualidades en temas de identidad ya cansan, pero los aragoneses no cejaremos en nuestro empeño en defender la verdad, la historia y nuestra identidad.
Enrique Segurana dice
Me arrive al cor, no sé si sabrem adependre res.
Juan Grasies y qui defense lo que creu just, no se pot sentí menut.
Santi Centelles dice
Segur que qui farà desapareixer lo chapurriau serà lo catala`???
Ernesto dice
Espero que al igual que no olvidaremos esta pandemia, sea esta misma la que no nos haga olvidar todos los valores que nos pasaron nuestros mayores. Lo de Google puede que haya sido un lapsus, pero siempre van en una dirección, nunca en la otra. En Aragon, San Jorge. En Aragon, Chapurriau.