Estoy contento. Lo que soñaba de joven lo veo a la vuelta de la esquina. El Sr Pérez Castejón se ha comprometido con el PNV «a adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales» y proceder a ello mediante «las modificaciones legales necesarias (…) atendiendo a los sentimientos nacionales de pertenencia». Un texto que suscribo para nosotros y viene como anillo al dedo para mis ambiciones soberanistas bajoaragonesas. El proceso de ser autónomos y de mandar sobre nosotros mismos va a toda pastilla. Id pensando, amigos bajoaragoneses, en una bandera que quede mona a la par que sugerente y rompedora, id diseñando un escudo que recoja todas señas de identidad que tenemos, desde el romero al tremoncillo, del Guadalope al Martín, del cordero al melocotón calandino, orlado naturalmente con unas ramas de olivo empeltre y unas cañas de maíz. Al timbre, en lugar de corona se podían poner unas nubes de humo recordando los rugidos de Motorland y al pie como espadas cruzadas un siluro del Mar de Aragón y una anguila de la estanca. Y sobre todo id pensando en cargos, muchos cargos, porque van a hacer falta ministros del BAH y Directores Generales de algo, lo que sea, a tuti plen. Habrá que bajoaragonizar la banca y las entidades financieras y se bajarán todos los impuestos.

Prohibiremos las nieblas y que haga mucho calor en verano o un frio helador en invierno.

Todo el mundo va a ser más feliz. ¡Viva el Bajo Aragón Histórico y su República Independiente!

Parece broma, pero el que da primero da dos veces. Véase Teruel Existe, véanse los amigos de León y los de Ay Soria. Piénsese en los gallegos, valencianos, navarros y recuérdese el Cantón de Cartagena-Murcia que a finales del XIX en su afán federalista incluso declaró la guerra a España y casi a Alemania. Dicen que como no tenían bandera cogieron una de un barco turco que era toda roja menos la media luna de su centro. Uno de los insurrectos se cortó las venas y con su sangre tapó la luna y quedo toda roja. No sé si ahora habría alguien capaz de hacerse ni un rasguñito en la muñeca por la causa. Una cosa es predicar y otra hacerse pupa.

Miguel Caballú