La normativa sobre bares, restaurantes y ocio nocturno está provocando que los jóvenes y no tan jóvenes, trasladen la fiesta a otros lugares dando pie al «botellón». El Ministerio del Interior en 2020 quiso promulgar la conocida «ley antibotellón» que prohibía el consumo de bebidas alcohólicas en la calle y regulaba los horarios de venta y promoción del alcohol etílico, pero esta ley no se aprobó.
Algunas Comunidades Autónomas han dictado regulaciones aunque insuficientes. Estamos en una ola de contagios, con especial impacto, que da lugar a una explosión descontrolada de casos entre jóvenes, que ya repercute en los hospitales. No hemos vencido al virus, cada vez va mutando más y las vacunas tendrán menor efectividad.

La subida de contagios no es debido al sector de la Hostelería sino a la falta de responsabilidad. La Confederación Empresarial de Hostelería de España pide medidas para garantizar su supervivencia. Si todos cumpliéramos las normas, la estancia en bares y restaurantes sería muy fiable, pues los más interesados en la adecuación, limpieza y adaptación de esos locales son sus propietarios porque dependen de ello, es su medio de vida y quieren que el cliente se sienta seguro.

Si se cierran total o parcialmente los locales de ocio aumentarán las reuniones incontroladas de familiares y amigos. El fenómeno social del botellón es cada vez más imparable. Surgió como respuesta a los altos precios de las copas pero en la actualidad puede deberse al cierre de la hostelería. La diversión y la fiesta se trasladan a otro lugar.

El botellón puede desarrollar entre los jóvenes un proceso adictivo; en las zonas de consumo, vandalismo, agresiones y una gran cantidad de residuos que luego hay que limpiar y desinfectar acarreando altos costes y las consecuencias más nefastas están por llegar. Estas concentraciones no tienen ni mínimo ni máximo de edad.

¿Quién debe controlarlo? Los menores son incapaces de cuantificar los riesgos de sus actos. El control es competencia de la familia, de las instituciones educativas, oficiales, municipales,… ¡es decir, de todos!
¿Qué se puede hacer? «No se puede escapar de la responsabilidad del mañana evadiéndola hoy» (Abraham Lincoln). Hay que cambiar el enfoque de los programas de ocio alternativo y de salud, potenciar la formación en la creación de hábitos y costumbres más saludables y como base de todo ello, es necesario una buena educación para la convivencia y la sociabilidad. Hemos fracasado en la estrategia de control.

Los mejores regalos que podemos dar a nuestros hijos son las raíces de la responsabilidad y las alas de la libertad.

Carmen Agud. PAR Fuentespalda