No es lo mismo una tasa de 1.400 contagios de covid-19 por 100.000 habitantes en la zona de salud de Mas de las Matas que si ese mismo dato se produjese en Zaragoza, Madrid o Pamplona. Por supuesto que no. Sin embargo, es uno de los principales datos a valorar, por ejemplo, para aplicar el confinamiento perimetral de un área concreta. Ni la densidad de población, ni la capacidad de rastreo, ni la movilidad o los hábitos de vida son comparables en el medio rural y el urbano. Si bien los datos pueden resultar muy preocupantes en todos los casos y la forma sanitaria de tratar a los afectados también debe ser la misma (en cuanto a cuarentenas y prevención), las medidas de contención no deberían ser comunes.

No es lo mismo una población envejecida que un barrio joven, ni un área sanitaria con un hospital con UCI que otra sin ella; o una zona sin suficientes médicos que otra donde el problema sea que los centros de salud no dan abasto ni para atender las llamadas. Por eso, ante un otoño complicado y un invierno que se prevé tremendamente duro, cabe plantearse por qué no se toman medidas consensuadas con los territorios, se establecen líneas de diálogo más serias con las zonas sanitarias concretas en función de sus necesidades, o por qué no se realiza un diálogo serio con los empresarios, especialmente con la hostelería pero también con las empresas de mayor tamaño que gestionan un volumen importante de la movilidad territorial.

En este punto, también habría que tener en cuenta que no es lo mismo la ocupación de un restaurante en Castellote un martes como hoy, que la de un establecimiento hostelero de Teruel capital o Zaragoza, pese a que la limitación de aforos sea al 50% para todos. Ya sucedió durante el estado de alarma, cuando nuestros pequeños pueblos, en los que es difícil encontrarse a alguien por la calle muchas veces, permanecían encerrados cumpliendo a rajatabla las normas. Ocho meses después seguimos sin ver que se regule de forma específica la pandemia atendiendo a la densidad de población ni en consenso con agentes sociales. Se deben cumplir las normas decretadas y publicadas en el BOA escrupulosamente y con la máxima responsabilidad. La salud es lo primero y ante todo, pero un poco de congruencia ayudaría a que la población lo hiciese con mayor convicción.

Editorial