Si vemos con detenimiento un mapa de Aragón nos daremos cuenta que son las tierras de regadío las que concentran la población en el medio rural. Son, sobre todo, las que presentan mejores expectativas de futuro en lo que se refiere a la economía y al asentamiento de la población. El regadío es imprescindible para el mantenimiento del medio rural y de su población. Basta comparar las tierras del Bajo Aragón con otras zonas de la provincia de Teruel o de Zaragoza. De hecho, las 400.000 hectáreas de regadío de Aragón concentran el 70% de la producción agrícola, repartida en una superficie total de dos millones de hectáreas.

Para poner en marcha nuevos regadíos se precisa el apoyo público, teniendo en cuenta lo que esa transformación significa en la lucha contra la despoblación. Aragón debe continuar el desarrollo de sus regadíos y de hecho recientemente se conocían dos buenas noticias. Por una parte, la Comunidad General de Riegos del Alto Aragón levantaba el veto a la creación de nuevos regadíos en Monegros II. Supone un incremento de 8.854 hectáreas, que se vienen a sumar a las 140.000 existentes. Los nuevos regadíos se localizarán en los municipios de Fraga, Ballobar, Pina de Ebro y La Almolda. La segunda noticia se refería al Sobrarbe. El Gobierno aragonés redimensionará la zona de regadío prevista en esa comarca, identificando 500 hectáreas como factibles, con el compromiso de buscar fórmulas para otras 4.000 hectáreas potenciales.

Los agricultores aragoneses se quejan del esfuerzo que tienen que realizar cuando se plantean los riegos, o la mejora de los existentes, porque en comparación con otras Comunidades autónomas salen perjudicados. Las ayudas que reciben son mucho menores. El presidente de Riegos del Alto Aragón concretaba: «Todos somos españoles, pero la realidad es que hay regantes que modernizan sus explotaciones aportando ellos un 15%, con el 85% de subvención, y hay regantes, como los aragoneses, que lo hacemos al 106%». Además de los gastos de amortización de la inversión corren con los gastos generados por la Sociedad Pública dedicada a estos menesteres. Si los gobernantes apuestan de verdad por el regadío deberán convencer a los agricultores aragoneses de que van a contar con su apoyo.

Carlos Sauras