Obvio es, que con nuestras acciones determinamos, al menos en parte, las consecuencias futuras de lo que vivamos, trasladado a la acción política e institucional lo que se haga o deje de hacer, sentará un determinante precedente para el futuro y viabilidad de algunas de nuestras comarcas.

En estos años he tenido el placer de conocer en mayor profundidad la provincia, el vivir en pueblos como Gargallo donde sientes el verdadero peso del problema del abandono y la despoblación, ahora el destino me ha llevado a otras tierras de la provincia al Alto Maestrazgo, a uno de esos territorios tan maravillosos como silvestres de paisajes únicos incluso dentro de nuestra provincia. Siempre llamativo y lleno de pueblos antiguos, tradición y por desgracia con el mal de la despoblación también acentuado.

Entre esos pueblos y parajes, será posiblemente el de Pitarque uno de los pueblos más destacados, bendecido con uno de los bienes más codiciados, el agua. En sus calles brotan manantiales con inusitada frecuencia para nuestra tierra aragonesa, sus calles, su frontón, su difícil acceso, en el que atraviesas túneles de piedra y angostos cortados, sus calles y casas y todo su conjunto lo convierte en uno de esos pueblos que se te graba y por supuesto coronado con uno de esos paisajes de postal, único, salvaje y referente a nivel nacional el afamado nacimiento del rio Pitarque. Más allá de vicisitudes técnico geográficas respecto al punto exacto del nacimiento, cierto es, que el paseo y su paisaje y me lo comentan muchos de sus visitantes, uno de los lugares más bonitos de naturaleza de toda España, tal vez le falte algo de promoción, pero lo que le falta en mi opinión y es lo que quiero reivindicar es adecentar y adecuar la carretera de acceso a Pitarque.

Sabemos que estos lugares aislados y montañosos no son fáciles de comunicar, sabemos que en los últimos años se ha realizado un esfuerzo arreglando la ya muy conocida A-1702 Silent Route, también la pista de Aliaga a Pitarque u otras carreteras de la zona, pero es imperdonable bajo mi punta de vista, que uno de nuestros más bonitos lugares como lo es el nacimiento, tenga la carretera que tiene para llegar a Pitarque. Son pocos kilómetros y se parchean con cierta frecuencia. Pero si no empezamos a cuidarnos nosotros mismos nadie lo hará por nosotros. El acceso a un referente natural y un pueblo como Pitarque debe ser adecentado, primero por sus habitantes y segundo porque es el camino que toman cada año miles de visitantes, cuya única intención es conocernos un poco mejor. Por eso hablo de las semillas del olvido, hay que tener fe en el futuro, por difícil que sea, pues quedan tremendas potencialidades por explotar, pero si lo que sembramos es el olvido, olvido cosecharemos, hay prioridades lo comprendo, pero la administración debe poner el ojo en lo que hace y arreglar esa carretera esos últimos kilómetros debería ser una prioridad si se piensa mínimamente en el futuro.

Víctor Puch. Sal en la herida