Soy madre de un niño que cursa 3º de la ESO en un «instituto rural». Tras todo el desconcierto que supuso el inicio de curso para profesores, padres y alumnos, un hipotético comité de expertos decidió que los chicos a partir de 3º de la ESO irían a clase de manera semipresencial, esto es, que una semana van los lunes, miércoles y viernes, y la siguiente semana van lo martes y jueves; vamos,como el deshojar de una margarita,hoy sí,mañana no. Y eso, ¿porqué? Porque (pre)suponen que los niños a partir de ese curso son autónomos, responsables y con el gen del esfuerzo grabado en su ADN. En esta «nueva realidad» miro a mi hijo y… ioh, sí! iSe ha hecho mayor! ¡Uf! iCómo ha crecido! iYa va a 3º de la ESO! Hasta hace «dos días» era un chiquitín que se acurrucaba a mi lado para que le contara cuentos y ahora imírale! los cuentos me los cuenta él a mí. Y en esta «realidad virtual» escucho una voz, mezcla de Farinelli y Pavarotti, que me pregunta: «mamáaaaa, ¿qué calcetines me pongo?» Regreso a la «realidad actual».

En una sociedad como la nuestra, en la que superprotegemos a nuestros niños, en la que los llevamos cogiditos de la mano hasta la puerta de la universidad, si no la traspasamos, ¿qué «comité de expertos» ha decidido que mi hijo de 14 años se pueda quedar solo en casa, amparado por cuatro paredes, siendo autosuficiente, responsable a la hora de ponerse delante del escritorio como si estuviera en clase, pautando los horarios de descanso y los de actividad escolar, haciendo toda la tarea encomendada y prestando atención como si estuviera delante del profesor?
¿A qué se debe que unos niños vayan todos los días al instituto y otros vayan día sí, día no?
¿Por estar en «era covid»? (Ha quedado demostrado que el virus no entiende ni de edades, ni de profesiones, ni de lugares, ni de Comunidades Autónomas) ¿Por problema de espacio en las instalaciones? ¿Por falta de ventilación en las aulas? ¿Creen que los niños que van de manera presencial no contagian el coronavirus y los que van de manera semipresencial sí? ¿O es que no nos importa que los niños que van todos los días se contagien?

Luchamos por una educación pública de calidad para todos «por igual» (primer principio fundamental de la Ley Orgánica de Educación) y mientras unos niños reciben el 100% de la enseñanza, en el mismo centro, otros niños están bajo mínimos. Si con los 9 meses que dura un curso escolar se llega justo a los objetivos mínimos en algunas asignaturas, en cuatro meses y medio del «nuevo curso», ¿qué se puede alcanzar? Ni con la intensa dedicación de los profesores, ni con el esfuerzo de los padres, estos niños «semipresenciales» van a llegar ni siquiera a los «semiobjetivos». Es incomprensible cómo, en la misma Comunidad Autónoma, puede haber tanta discrepancia en materia de educación. Mientras que unos institutos tienen presencialidad para todos los niños otros no la tienen.

Somos muchos los padres (en genérico) que nos encontramos en la situación de ver a nuestros hijos sin una estructura educativa funcional necesaria para un buen desarrollo pedagógico y social (no olvidemos que para los alumnos que viven en un entorno rural, constituido por pueblos pequeños donde puede resultar difícil encontrar dos niños con misma edad, el medio de sociabilización diario es el instituto). Por otra parte, entiendo la preocupación y reticencia que tienen algunos padres por que sus hijos no estén lo suficientemente protegidos sanitariamente para acudir todos los días a clase; pero, hasta ahora, los centros escolares han resultado ser seguros, y los contagios, en su mayoría, se han producido fuera de las aulas y los casos que se han dado han sido controlados de manera eficaz.

En su momento se dijo que, progresivamente y de forma escalonada, se irían acoplando todos los niños a la presencialidad total, pero queda poco para que finalice el primer trimestre del curso escola r 2020-2021, y los padres seguimos sin tener noticia alguna. Escuchando al consejero de Educación de la DGA, el Sr. Faci, espero y deseo que esta «desigualdad» entre «iguales» quede pronto resuelta, actuando con la misma rapidez con que se hizo la incorporación de los alumnos de 2º de Bachillerato.

«En los comienzos del siglo XXl, la sociedad española tiene la convicción de que es necesario mejorar la calidad de la educación, pero también de que ese beneficio debe llegar a todos los jóvenes, sin exclusiones», Ley Orgánica de Calidad de la Educación.

Margarita Ayllón – La Fresneda