Eso mismo le exigió hace ya un par de años nuestro presidente Lambán a la ministra Ribera en referencia a Andorra y su comarca, señales fehacientes, concreción y toda la retahíla de frases que consideremos oportunas en el juego de la patata de caliente, donde de una administración, partido y portavoz se van pasando la patata para hacer bueno aquello de entre todos la mataron y ella sola se murió.

Lambán se ha convertido en contra de lo que muchos dijimos yo el primero, en un verdadero caudillo, eximido claro, de la acepción que el franquismo le dio al termino, caudillo en el sentido de aquel que lidera y conduce primero a sus huestes, es el referente y es escuchado, en la terminología del partido socialista, un barón. Aunque su discurso parecía inadaptado a los tiempos donde nacía la nueva política, lo cierto es que ha sobrevivido hasta convertirse en uno de los lideres más indiscutibles y cada vez más reconocible del panorama autonómico, los que lo conocen dicen que es un hombre de vasta cultura y pese a que eligió el bando perdedor en la guerra interna del partido o su predilección por copar titulares ejerciendo innecesariamente el papel de estilete contra los nacionalismos periféricos, ahí está, como referente absoluto y máxima autoridad autonómica, por eso es menester refrescarle la memoria…

La vuelta de Laporta al Barça tampoco ha debido pasar desapercibida por los mentideros políticos pues no son pocos lo que se suben al carro de aquello de «¡Al loro! ¡Que no estamos tan mal!» porque el nuevo discurso para referirse a las condiciones de provincias como la nuestra es esa, decir que no estamos tan mal y definir una especie de frontera invisible, entre optimistas y pesimistas, entre quejicas y los que ponen la otra mejilla con alegría o lo que es peor, a veces querer diferenciar entre los que vivimos todo el año y los hijos de nuestros pueblos que tuvieron que emigrar a otros lugares. Todo esto para mí tiene visos de otro juego de enredos, con el objetivo primero de desactivar las agrupaciones tipo Teruel Existe y segundo hacer volver al redil a muchos, para que miren con sesgo el pasado, porque para lo que sí es válido el pasado es para comparar infraestructuras, servicios o calidad de vida, pero no lo es si se habla del número de habitantes, eso es una ensoñación.

Pero poniendo en práctica un poco todo lo aprendido estos años, digo que estoy de acuerdo en el que no debemos arrullarnos por el pesimismo, pero ya que hablamos de señales fehacientes muchas abanderadas por el señor Lambán preguntó. ¿Dónde está la planta de Forestalia que arrancaba en el segundo semestre de 2021? ¿Cuándo se firma el convenio de transición justa? Es para hacérselo mirar si tanto le insiste a la ministra y no le hace caso. ¿Y las cinco empresas de las que habló en enero de 2019? ¿Y las que prometió su consejero Aliaga? Eso también es una señal fehaciente de que alguien miente o no dice toda la verdad.

Víctor Puch. Sal en la herida