En un reciente tribuna de opinión, el antiguo – en todas las acepciones de la palabra – expresidente del Partido Aragonés, José Ángel Biel, señala a quienes apoyamos a la actual dirección del PAR, con los calificativos de palmeros y aduladores. No está mal para quien se ha pasado la vida infundiendo el miedo a perder el cargo, en cuantas personas le rodearon y quien puso en disposición a destacados miembros de nuestra formación política, a tener que irse a fundar otros partidos o bien integrarse en formaciones ya existentes o crecientes. E incluso empujó al presidente fundador del PAR, Hipólito Gómez de las Roces, a autoexcluirse de militancia, durante más de una década.

Habla de renovación o refundación del Partido Aragonés. Ese movimiento ya se inició en la provincia de Zaragoza, en aquellos inefables «Premios Gracián» de la Navidad de 2013; acto en el que un grupo de alcaldes y concejales de la provincia, «en pie de guerra» y capitaneados por Javier Allué y Máximo Ariza, provocaron el anuncio de su retirada, con el fin de no convocar un Congreso antes de las elecciones de 2015.

Entonces, empezó la renovación del PAR desde sus cimientos, permitiendo que los padres fundadores regresasen al partido. Una renovación que él quiso tutelar y apadrinar. El que es su sucesor, se negó a aceptar una designación dedocrática, y se sometió a unas primarias que ganó con gran diferencia.  Aliaga, en lugar de despeñarlo por la «Roca Tarpeya» al igual que hacían los romanos con los enemigos vencidos, respetó y defendió su papel en el PAR y se dedicó a vadear la travesía del desierto con el partido, casi por primera vez, en la oposición.  Y lo tuvo que hacer con los restos del naufragio que, su gestión y la imposición de unas candidaturas que le habían elegido, le depararon. Tras esos cuatro años, devolvió al Partido Aragonés al Gobierno.

Si la política se analiza con los ojos de la fuerza electoral y esta se traduce en número de votos, el legado de Biel se sustancia en la pérdida de 45.000 votos y llevar al PAR a la oposición. Es de esperar que con «luces largas, cortas o apagadas» detalle en sus anunciadas memorias cómo llegó hasta allí. Memorias que son la culminación de la obra de alguien enreda y egocéntrico, que no ha sabida marcharse y valorar que, su tiempo es pasado y no presente, ni futuro.

Pero puestos a hablar de memorias, tal vez el primer capítulo de las mismas, podría titularse: «De cómo siendo diputado en las Cortes Generales, cuando militaba en la UCD, traicioné a Aragón, relegándolo a una autonomía de segunda, cuando tenía toda la legitimidad e historia para acudir a la vía del 151 de la Constitución». Pero hay muchos más asuntos que pueden abordar en esas evocaciones. Citemos algún ejemplo: «De cómo fui candidato del PAR a la Presidencia de Aragón, al mismo tiempo que por el municipio de Teruel y perdí más de la mitad de los votos y tres concejales». Otro capítulo de interés podría ser: «De cómo facilité la escisión del PAR y el nacimiento de Compromiso por Aragón». También sería de interés: «De las razones que me llevaron a cambiar la presencia de mi partido en el Gobierno, por mi presidencia de las Cortes, con el extravagante botín de colocar a muchos directores generales y no obtener consejerías de inicio». Otro que sería un éxito: «De mi acierto al integrar en las candidaturas municipales del PAR a la alcaldesa de la Muela». Se nos ocurren muchos más y, si necesita ideas, con muchísimo gusto estos aduladores y palmeros se las podemos sugerir. Tal vez en ese caso, de incluir estos asuntos, el libro ganaría algo de interés.

Ni el PAR es evanescente, ni está en peligro de extinción, ni el centro se muere. Lo que está en decadencia real es su influencia política. No se entiende cómo puede cuestionar la posición del PAR en el Gobierno, por el hecho de estar dando soporte, desde el centrismo, a una coalición con el PSOE, CHA y Podemos y actuando como eje moderador de la misma, sin perder la identidad; especialmente alguien que llegó a pactar con el mismo PSOE e incluso con Izquierda Unida, para mantenerse en el poder.

Deje usted que sean los órganos legítimamente elegidos del PAR quienes dirijan el rumbo. Están en su perfecto derecho de equivocarse, sin necesidad de salvadores, enredadores y maniobreros, que se aferran a mantener su influencia, con el pretexto de crear una sociedad de socorros mutuos, con un partícipe que vino a pescar en las aguas del PAR en 2015, aún a costa de debilitar al partido en la ciudad de Zaragoza. Por cierto, este podría ser otro capítulo: «Del cómo no supe frenar el crecimiento de Ciudadanos a costa de mi partido, como tampoco lo supe hacer con Unión Progreso y Democracia».

Con luces largas o cortas, acepte el resultado del XIV Congreso y las decisiones de sus órganos y deje que celebremos en octubre nuestro XV Congreso en plena libertad.

Aunque también podemos sugerirle que, al igual que hizo alguno de sus antecesores, se autoexcluya de militancia, haciendo un ejercicio de coherencia y un verdadero favor al centro, a Aragón y al PAR.

Hugo Arquímedes Ríos. Alcalde de Mora de Rubielos y vicepresidente de la Comarca Gúdar-Javalambre