El problema al que nos enfrentamos al evaluar encuestas o análisis es cómo asegurarnos de que los cambios que notamos en algo sean realmente causados por lo que pensamos que los causa, en lugar de ser el resultado de otras cosas que también podrían estar afectando. Esta relación es lo que llamamos causa-efecto, entendiendo que una acción causa un determinado efecto que nos da un resultado determinado. Sin embargo, debemos tener cuidado, ya que si no podemos concretar si algo es la causa de los cambios, podríamos llegar a conclusiones equivocadas.
Pongamos como ejemplo el desempeño escolar. Imaginemos que queremos averiguar si tomar clases de apoyo afecta a nuestro rendimiento académico. Si solo miramos la relación entre tomar estas clases y la nota media de los alumnos en los exámenes, podríamos ver que las personas que toman clases de apoyo tienen un desempeño académico y una nota media más bajos. Llegaríamos a la conclusión de que ir a una academia hace que baje la nota del alumno, pero la realidad es que esto no significa necesariamente que las clases de apoyo causen un peor desempeño.
La razón es que las personas que eligen tomar clases de apoyo pueden ser diferentes en muchos aspectos de las que no las eligen, como su habilidad académica. De hecho, normalmente los buenos estudiantes no asisten a academias extraescolares, ya que ya muestran un buen rendimiento en los exámenes, siendo los estudiantes por debajo de la nota media los que más suelen acudir a clases de refuerzo. Sería un error pensar que las clases de apoyo causan un mal desempeño solo por mirar esa correlación de causa-efecto.
Para entender si las clases de apoyo realmente tienen un efecto, deberíamos comparar dos grupos de personas iguales o que fuesen muy parecidas en todas las formas posibles, con la única diferencie de si tomaron o no clases de apoyo. Si ambos grupos son iguales en todo menos en el tratamiento (las clases de apoyo), entonces cualquier diferencia en su desempeño académico solo puede atribuirse a ese tratamiento.
No obstante, si los dos grupos son diferentes en otras formas además del tratamiento, cualquier diferencia en su desempeño podría deberse a esas diferencias particulares en lugar de las clases de apoyo, como podría ser familias con menos recursos, procedencia extranjera, problemas de salud o discapacidades. A esto se le llama «sesgo de selección» y significa que la diferencia entre los dos grupos no necesariamente refleja el verdadero efecto de las clases de apoyo que estamos tratando de entender. Ahora debemos extrapolar este ejemplo a todos los ámbitos de la vida, ya que lo que parecería una simple relación causa-efecto, puede tener un trasfondo mucho más complejo.
A esto habría que sumarle que muchos estudios y encuestas tienen un sesgo ideológico, y muchas veces se plantean estudios de tal forma que den como resultado lo que a un determinado partido le interesa. Por ejemplo; una encuesta realizada por el CIS antes de las elecciones sobre a quién prefieren los españoles como presidente: Sánchez cuenta con un 41,4% de apoyo de los encuestados, mientras que Feijóo lo hace con un 33%.
A priori parecería que los españoles preferían a Sánchez y al PSOE como líderes de Gobierno, pero no se preguntó si esta preferencia era porque el electorado prefiere a Sánchez o si únicamente lo prefieren por encima de los demás candidatos. Finalmente, los resultados de las elecciones dieron como favorito al PP con el 33%, perdiendo Sánchez un 10% de apoyo que arrojaba la encuesta. Quizás otras preguntas con otro enfoque hubiesen arrojado un resultado más preciso.
Daniel Sancho. Graduado en Ciencia Política y Administración Pública (Alcañiz)
No comparto sus apreciaciones. Pareciera que quienes hacen las encuestas son imbéciles y no es así. Tezanos y el CIS saben perfectamente lo que hacen, conocen perfectamente los sesgos y saben perfectamente interpretar las encuestas, no en vano son profesionales de la sociología y la estadística. Otra cosa es que manipulen descaradamente los resultados para favorecer a los de su partido.
Las encuestas son solo una excusa para publicar noticias tendenciosas con el único objetivo de favorecer a unos y perjudicar a otros haciéndoles creer que su voto es útil o no. Ya no nos creemos nada, todo quisque está sirviendo a alguien.
Las encuestas en su mayoría están manipuladas, pues los que las manipulan saben perfectamente que Vicente va dónde va la gente, además de que mucha gente quiere ganar y se apunta al que dan como ganador.
La publicación de encuestas debería de estar prohibida en tiempo de elecciones.
¿Por qué no dicen como, cuando y quien a realizado la encuesta?
Esto nos pasa mucho cuando insisten en algo que supuestamente nos beneficia, Pero te mienten, que la intención se suponga protectora lo cierto es que te mienten, ejemplo, el 28 % de los accidentados de tráfico son personas que dan positivo en alcohol.
Para empezar siempre se podría contestar que el 72 % que son los que no tomaron nada, es una cifra superior, muy superior, pero es que además no explica si el señor con tasa de alcohol la superaba por muy poquito, si iba borracho perdido, si viajaba durmiendo en el asiento de atrás o si como le pasó a un señor que estaba sentado en su coche, aparcado fuera de la carretera y borracho, se salió un autobús, le chocó y le condenaron por la tasa de alcohol.
ALCOHOL Y CARRETERA = NUNCA
Pero que no nos traten como a imbéciles.
Las encuestas encargadas por determinados medios son imparciales? Lee el artículo de Jesús Parra «Desmontando a Marhuenda? Verás cómo se hacen las encuestas en los medios privados. el artículo lo tienes en la red.