La verdad que el titular que encabeza esta columna, no pasará a la historia como un alarde de filosofía profunda, es más bien un pensamiento simple y que consideró se debe aplicar a nivel general en algunos momentos. Momentos como el que estamos viviendo.

Se dijo y se presionó al gobierno para que terminará con el estado de alarma y dejase la gestión de la crisis sanitaria en manos de comunidades y ayuntamientos y ya podemos decir sin temor ha equivocarnos que la gestión es todavía peor.

La confusión y el desbordamiento es real y palpable, se suman muchos factores, desde falsos positivos, hasta imprudencias innumerables, falta de medios, en ocasiones alarmismo, en ocasiones falta de información (los datos que facilita la administración no se ajustan a la realidad) iluminados que ahora se han convertido en especialistas y una larga lista que contribuye para complicar todavía más la situación.

Y todo mientras el gobierno ejerce su poder poco y mal, de manera ineficiente, siempre primando el electoralismo, el temor al que dirán, para ejercer la autoridad que le corresponde, el presidente da la cara lo mínimo, por supuesto en general toda la clase política tiene un comportamiento indigno y todo por defender su trabajo y su salario, sin moverse ni uno un milímetro, sin ser valientes para en este nefasto momento renunciar a sus privilegios, arrimar el hombro y trabajar en algo que sea bueno y sirva para todos.

Lo digo a todos los niveles incluido el local, que saliera hablando hace unos meses el alcalde de Alcorisa en Telecinco jactándose orgulloso de lo supuestamente bien que lo han hecho todo en el tema sanitario, cuando están en la media y cuando la cosa nada más que estaba empezando, pero a todos les puede el titular rápido y demagógico. Nadie de los que toma las decisiones lo hace pensando a medio plazo. Y ojo que también hay actuaciones por parte de autoridades locales muy reseñables, que algún alcalde/sa se ha movido y ha conseguido más por su cuenta, que muchos gerifaltes.

Pero no, no puede ser lo que poco que se hace y lo mucho que se publicitan, estamos mal y se actúa demasiado poco, prácticamente todo reducido a que alguien que por supuesto no será nuestro país, saque una vacuna rápida y barata. Es mi sentir, hay demasiada dejadez y demasiado responsable tratando de pasar desapercibido para preservar su puesto.

Por todo ello titulaba de esa manera, hay que cambiar todo lo que deba ser cambiado ¿pero quién lo hace? Hay que poner un poco más de modestia y desinterés, tal vez con eso bastaría, pero parece que tampoco eso puede ser, tal vez nuestra dialéctica y nuestra forma de ser lo impida, pero sin cambios y sin nadie dispuesto a actuar irán las cosas peor.

Víctor Puch