No creo necesario opinar sobre la gestión de esta crisis ya que los hechos objetivos, y los datos, hablan por sí solos. Ya que todos la estamos sufriendo, sólo pido que cada uno haga sus valoraciones, no para buscar culpables, sino para afrontarla, porque, como sostiene Agustín Palomar, una crisis es un desafío que se nos impone al pensamiento y es preciso soportarla para ver el peso de su significado. Si realmente lo de «salir más fuertes», costoso eslogan, es difícil, al menos reflexionemos y extraigamos algunas enseñanzas. Algunos Ciudadanos, lo hemos hecho:
Hemos aprendido que la gran maquinaria que mueve un país son sus ciudadanos, esos que son utilizados por los partidos para acceder al poder, pero luego ignoran su voz, incluso en una pandemia, olvidando que los partidos políticos son simples intermediarios de los ciudadanos y deben estar a su servicio.

Hemos aprendido que la administración no puede ser sólo burocracia; se necesita una reforma integral que la saque del S XIX, el de la oligarquía y el caciquismo, que denunciaba Costa, y la ponga al servicio de los ciudadanos y no de los gobernantes de turno.

Hemos aprendido que los Principios del Gobierno Abierto (Transparencia, Participación y Colaboración, Rendición de Cuentas) son irrenunciables para caminar unidos y que los «expertos» no pueden ser un trampantojo ni un burladero.

Hemos aprendido que, ejerciendo la crítica, necesaria en democracia, se pueden alcanzar acuerdos puntuales tratando de servir a los ciudadanos y abriendo una brecha en la polarización, promovida por los malos gestores. También hemos aprendido, en Ciudadanos, lo duro que es.
Hace quince semanas escribía, en estas mismas páginas, sobre la importancia de la Salud Pública. Les invito a releer el artículo para que, a la luz de lo ocurrido, reivindiquen un aumento de su peso en las decisiones políticas, y en su financiación, desde el enfoque «One Health, para abordar las enfermedades animales y humanas globalmente, con el entorno como un componente fundamental para el desarrollo de aquellas.

Si no queremos seguir siendo los «ciegos que ven sin ver» de Saramago aprendamos rápido, porque sólo afrontando estas reformas nos quitaremos la sensación de que lo peor está por llegar.

Luis Esteban – CIUDADANOS Calanda