En mitad de esta desastrosa pandemia que nos toca vivir, Teruel se ha convertido por derecho en uno de los destinos predilectos del turismo de interior, con sus extraordinarios atractivos naturales y paisajísticos, además de su variada oferta patrimonial. En estas estábamos cuando tras el parón de la primavera, resucitan de un golpe los grandes proyectos de mega parques eólicos; especialmente y en estos días los del entorno de Majalinos, que conllevan además la construcción de una nueva línea eléctrica de Alta Tensión.

Creo que en el contexto actual nadie en su sano juicio se opone a las energías limpias, es de hecho una necesidad darles impulso a las mismas habida cuenta de los efectos tan adversos que está teniendo y tendrá el cambio climático; pero al tiempo es necesario ordenar el territorio, algo que siempre hemos defendido desde CHA y apostar por esos mapas de paisaje sobre los que debatieron y a los que dieron forma los consejos comarcales en un intenso proceso participativo. Existen espacios idóneos para ubicar las centrales eólicas y solares, pero en lugar de plantear un debate sobre los mismos las empresas eléctricas imponen sus deseos y lo hacen con dos tácticas; la del reclamo económico (ya sabemos que poderoso caballero es don dinero) y la de la nocturnidad; esto es, mantener el máximo de los secretos y no desvelar sus planes, ni la ubicación de las centrales y los aerogeneradores hasta el último momento. Con el tema económico se cargan de un poderoso argumento que los ayuntamientos, infrafinanciados, suelen abrazar gustosos; de paso algún propietario de una parcela de monte será agraciado con su particular «sueldo de nescafé» y la cuadratura es perfecta. Con el tema de las formas se pone de manifiesto «lo mucho» que les importa el diálogo y el territorio, imponiéndose por la fuerza que les da su poder económico y el acompañar sus proyectos de la coletilla del «interés general» para reforzar su argumentario, en el que a la vista de lo acontecido no cabe la palabra «reflexión» , ni se conjuga el verbo «replantear».

Hablamos de los paisajes de nuestra vida, hablamos de sus graves afecciones y no sólo paisajísticas; el destrozo al que someterán a nuestros montes para poder subir esos mastodontes a sus cimas, es bestial. No podemos resignarnos sin más; la provincia ofrece multitud de espacios idóneos para impulsar estos proyectos, de un modo armónico e integrado. Siguiendo el modelo adoptado por los municipios se pueden establecer compensaciones entre unos y otros, en una lógica de ordenar racionalmente recursos y territorio. El futuro de nuestros paisajes, de lo que conlleva, precisa de un proceso de diálogo en el que puedan participar todos los agentes implicados, y no ir sobre hechos y proyectos prácticamente consumados. Yo personalmente niego el supuesto altruismo de las compañías eléctricas, hay que ser un iluso para pensar que son generosas y que les importamos algo; sólo hay que ver cómo han procedido toda su vida; esto no es ni más ni menos que otra forma de expolio, y nos vuelve a tocar a nosotros hipotecar lo mejor que nos queda, para que otros se lleven la luz y desarrollen sus empresas.

Ángel Hernández – CHA Alcorisa