Desde los tiempos más remotos, sabíamos del final que se avecinaba, pero no por ello iba a resultar menos doloroso, más cuando el temido cierre de la central, se ha producido sin alternativas reales para los que se tienen que quedar en la calle.

Le ponemos fin a una era, que como tantas veces hemos comentado le ha traído a Andorra y su comarca riquezas y vida, nos ha constituido como un referente en múltiples campos y hoy podemos decir que Andorra tiene su personalidad propia bien consolidada forjada principalmente por la explotación del que ha sido nuestro recurso natural más preciado, el carbón.

El final no ha sido digno de la era que ha representado, ha sido un descalabro continúo hacía el abismo, abismo que todos veíamos desde lejos aunque nos dijeron que era una alucinación, una exageración, victimismo etc y al final cerramos sin alternativas.

Mentiras y más mentiras, eso sí en la foto no faltaba ni un político, los mismos que han firmado uno detrás de otro las leyes y normas que han condenado al cierre, los mismos que nos han prometido tanto y nos han dado nada. Falta vergüenza y humanidad, mucha, ni la tienen ni la conocen, eso sí todo lo que les falta de lo citado, les sobra de interés en figurar en una foto que solo pueden ensuciar.

Es imposible no desbordarse de nostalgia al recordar los buenos tiempos y de rabia al tener presente las promesas incumplidas, pero por encima de todo el orgullo, el orgullo de saber que como pueblo luchador que somos, saldremos adelante.

Soy consciente de que prácticamente la totalidad de pueblos de la provincia están peor que Andorra, de hecho vivo en un pueblo en el que todos los que estamos en invierno, no llenamos ni una grada del polideportivo de Andorra, pero tengo claro que si Andorra no sale adelante el resto lo tendrán todavía más difícil.

Y aunque reitero que saldremos adelante, todo el mundo tiene en su memoria bordado lo que ha pasado en Escatrón o Aliaga, pueblos que al lado de lo que fueron en su día, sin sus centrales, se ven fantasmagóricos.

Si para algo ha servido todo esto, es para tener claro, que solo nos tenemos a nosotros mismos, solo lo que nosotros podamos crear prevalecerá, el resto como el humo se irá, palabras huecas para promesas vacías.

Cuando el pasado martes, desfilaron uno tras otro, los últimos trabajadores de la subcontratas, no iban solo ellos, iba un pedazo de la historia de nuestra tierra, iba aquel abuelo que llegó de Andalucía a picar carbón, aquel que se volvió a su tierra o se quedó, los que perecieron, o aquel que después de la mina aún tenía que ir al campo, en definitiva, la memoria de nuestros antecesores. Se terminaba toda una era que encarnaban bien un puñado de sufridos trabajadores, que llevan años atacados por la incertidumbre de no saber si el día de mañana podrán seguir en su pueblo, por ellos, por sus hijos y por los que vendrán, vale la pena seguir adelante.

Víctor Puch