Según el gobierno de Aragón, el catalán (lengua propia de Cataluña) es una lengua propia de Aragón. Para ellos es tan aragonesa como el castellano o el aragonés. Tanto es así que incluso han creado un Instituto del Catalán de Aragón enmarcándolo dentro de una Academia de las Lenguas. Aconsejados por un grupo de lingüistas afines, han apostado totalmente por la plena implantación y total desarrollo de la lengua de Cataluña aquí en la zona oriental de Aragón.

Resulta muy curiosa la labor de dichos lingüistas. Siempre habíamos pensado que la labor de un lingüista era estudiar, observar, recapitular, aquello que se habla en un territorio, y plasmarlo, y ponerlo en valor tal y como es, sin manipular nada.

Pero estos lingüistas no cumplen esta labor, van más allá. Nos imponen según su ideología como debemos de hablar, esconden y ocultan nuestras múltiples diferencias disfrazándolas tras un absurdo apellido «catalán de Aragón», e incluso como son tantas (demasiadas) han tenido que crear un diccionario camuflado con un nombre absurdo como es el Cat-aragonario. Sin respetar aquello que desde hace muchos siglos se habla en Aragón han impuesto aquí aquella lengua que a ellos y según su ideología les gusta, la lengua propia de Cataluña.

Pero es que aún hay más, han aconsejado y convencido a unos políticos afines de aquí de Aragón. Para este fin incluso han utilizado a la universidad de Zaragoza, además de las universidades catalanas claro está. La universidad de Zaragoza es plural, es un ente muy grande cuya labor no es la de la imposición de ideológicas concretas. ¿Desde cuándo una universidad obliga a un territorio a hablar de una manera distinta a la que lo lleva haciendo desde hace siglos? ¿Tienen las universidades autoridad para imponer una lengua en un territorio? Porque, ¿sigue habiendo pluralidad dentro de las universidades? Obviamente hay pluralidad, hay discrepancias, y mas en una ciencia tan inexacta, tan manipulable como es la lingüística. Por lo tanto los trabajos y estudios lingüísticos concretos no son del ente universitario en sí, son de aquellos profesores que los han hecho, ni más ni menos.

Por lo tanto la verdad está en las calles de nuestros pueblos, ellas no mienten. Según esta lengua tan «aragonesa» como es el catalán la hora con la que titulamos este articulo seria: «manquen dos minuts per dos cuarts de tres».

Casi nada, agárrense que vienen curvas. Esta es la forma correcta que ya nos están imponiendo aquí en Aragón estos «amables» políticos y sus asesores lingüistas. Nosotros en Valdeltormo o en Valderrobres decimos: «son les dos y ventivuit». También decimos en chapurriàu: «falten dos minuts pa les dos y mija (micha)» o «falten dos minuts pa la mija (micha) pa les tres». Maneras totalmente distintas de nombrar algo tan cotidiano como dar la hora. Desde luego todos nos perdemos y bien perdidos con la variante catalana. Chapurriàu y catalán se parecen pero para nada son lo mismo cuando demasiadas veces nos perdemos y confundimos. Sólo cierta ideología política puede seguir avalando una unidad lingüística que sólo ellos ven.

Miguel Ángel Alcober. Valdeltormo. El mundo del chapurriau