Solo la emoción va directa al corazón. Está de moda vivir emociones. Las agencias de viaje ya no venden destinos, sino emociones. Los restaurantes dicen que sus elaboraciones son emociones emplatadas. Las conferencias y charlas han de trasmitir no conocimientos, que con internet pierden importancia, sino emociones. Los comunicadores venden que el anuncio ha de sugerir emociones para que se recuerde. Solo la emoción va directa al corazón, me parece que ya lo he dicho, pero es que me gusta. Realmente está demostrado científicamente que recordamos más y mejor lo que nos ha emocionado que lo que hemos vivido con normalidad. Se recuerda un 20 % de lo que leemos, un 50 % de lo que escuchamos, pero un 90 % de lo que sentimos.

¿Creías que iba hablar de las emociones navideñas? Será después. Primero razones y luego emociones. Quiero apuntar el valor de los medios comarcales, como éste que tienes en la mano o en la pantalla, porque están sembrados de noticias e informaciones emocionantes de personas o eventos, lo que permite que fijen la memoria de su territorio y, como bien sabes, la memoria construye la identidad en los pueblos. Construir identidad lo ha hecho La Comarca en el 2019 y lo hará en el veinte veinte. Lo que se escribe queda. El tiempo es perverso para el recuerdo dijera Cervantes y casi no hay memoria que el tiempo no borre, salvo que haya sido fijado con la tinta indeleble de la emoción. La edad y la memoria no se llevan bien, cuando una aumenta la otra se esfuma. Te lo garantizo.

Y ahora sí, ¡cómo desaprovechar en tiempo de emociones la posibilidad de desear desde este medio, que fija identidad y deja huella, feliz Navidad y benéfico Año Nuevo a mis amigos y a todo el Bajo Aragón!. Me alegra enviar abrazos impresos y compartir tantas emociones de las de verdad, de amor y cariño, no las de comer estupendas migas o viajar a polo Sur. Para que veas que estoy al día te deseo ¡Más emociones y menos emisiones!

Miguel Caballú