La agrupación Teruel Existe, presentó su idea de mantener en pie partes de la Central de Andorra. Como era de esperar la idea suscitó críticas varias desde el Ayuntamiento andorrano, de hecho, suscitó la crítica casi unánime de todos los partidos, algo no muy habitual en Andorra.

Entre los argumentos muchos y variados, me quedo con que, a estas alturas, ya no se pueden ofrecer alternativas realistas a los trabajadores del desmantelamiento. Y como no es así, lo que se tiene que hacer es lo planeado y no pedirles a los trabajadores que esperen la nada, que de eso ya saben bastante después de tantas mentiras y promesas incumplidas.

También digo, que hubiese querido tanta firmeza y oposición años antes, cuando aún había posibilidades de salvar algo de lo que quedaba, pero entonces sus sindicatos y partidos firmaban en Madrid el cierre efectivo y por lo tanto la desaparición de la era del carbón, hasta andorranos con cargos lo aprobaron. Y añado que una de las primeras lecciones que se aprenden en la política cuando hay alguien nuevo, es que los que llevaban tiempo, harán lo que sea por moverte del asiento, con razón o sin ella, que para eso todos nos ponemos el uniforme de legionarios.

Dicho esto, comparto parte de esas críticas, porque la gente lo que necesita son proyectos concretos, a mí la idea de mantener partes de la Central me parece muy bonita y la idea en sí o el espíritu de la misma lo comparto, pero de ensoñaciones no se vive y si tú como representante legítimo de la ciudadanía quieres presentar algo, debes hacerlo apoyado en datos, cifras, con un plan integral de cómo lo vas a hacer, como lo mantendrás, etc. Ideas tenemos todos muchas, a mí a veces me gusta plasmarlas en esta columna, pero un representante político debe acompañar sus ideas de un plan realista para desarrollarlas.

Al final subyace el riesgo de convertirnos en un verdadero tigre de papel, tenemos una instalación gigante que se tiene que desmantelar, que podría tener un significado simbólico, pero que tenía el riesgo de convertirse en otra mole abandonada con la que no supiéramos muy bien que hacer. Y ejemplos, como el de Aliaga, no los tenemos tan lejos.

Me gustan las alternativas, me gusta lo diferente y ampliar miras. Nos ha sobrado muchísimo conservadurismo y acomodamiento, pero al final sí hay trabajo por medio, es lo que debe primar y más en una situación de este tipo. Ya han sufrido demasiado los trabajadores, como para que seguir ampliando su agonía sin garantías. Nosotros vamos un pasito atrás de la historia, el mantenimiento del patrimonio industrial ha sido algo plausible en países o regiones de España más ricas, pero en Teruel, con nuestras posibilidades, o lo hacemos muy bien y presentamos un proyecto perfecto o no hay nada que hacer.

Víctor Puch